El diario de Claudia: dando servicio a los vecinos
Fecha: 17/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos
... pícara y un pedido para más wisky.
“Te vas a emborrachar amor”
“Está bien, creo que lo voy a necesitar.
Como buena chica abrí las piernas y la boca.
“¡Estoy lista chicos!”
De inmediato y como en un ejército sincronizado, empezaron a tomar turnos, tanto en mi boipussy como mi vagina bucal…las vergas entraban y salían incesantemente de mis agujeros…algunos me lo metían con fuerza casi brutal, otros lenta pero deliciosamente; al mismo tiempo, varias manos me tomaban de la cabeza para forzarme a mamar hasta el fondo de mi garganta…felizmente tengo mucha práctica y puedo hacerlo sin dificultad.
“¡Vamos chicos, parecen colegiales! ¡Cójanme como una verdadera puta!” les decía en tono de reto.
“Te vamos a violar perra puta”
Como tenía los ojos vendados toda la experiencia era totalmente sensorial – sentía vergas largas y duras perforando mi cuerpo ahora casi desnudo, me sentía empalizada por esos pedazos de carne, era maravilloso.
Para entonces ya varios habían explotado: por momentos un chorro de semen caliente salpicaba mi rostro, bañándolo; de igual modo, empezaba a sentir baños de esperma en mi recto. Pedí que me sacaran la cubierta…me encanta ver venir la leche sobre mi cara; obedecieron, claro, y siguieron dándome más semen.
El tiempo pasaba; los chicos no se rendían; el trago seguía corriendo, igual que el semen. Me habían cogido en todas las posiciones posibles: como perrita, de espaldas, de pie, recostada contra la mesa, sentada sobre sus ...
... vergas. Faltaba una más para mi.
“¡Quiero cuatro a la vez!” Reclamé
Me refería claro, a dos atrás, dos adelante.
Si no lo han experimentado, nunca podrán imaginarse el placer casi divino de una doble penetración anal: tener dos vergas adentro, peleando entre ellas por mi hueco, sentir la piel y las venas frotando con fuerza las paredes de mi recto, y mi boipussy estirándose hasta el límite, ahorcando esos penes deliciosos.
“¡Vamos, de inmediato perra!”
Nos ubicamos en el sofá, con mi cuerpo encima del tipo con la verga más larga, casi 28 centímetros. Lentamente me senté encima de su pieza, clavándomela hasta que sus bolas tocaran mis nalgas; yo gemía de placer, suspiraba, casi desmayándome. De inmediato me recosté sobre su pecho, ofreciendo mi culito para los demás; le tocaba ahora a la segunda verga: bien lubricada y dura, esta empezaba a empujar mi hueco, tratando de darse un espacio…
“empuja papi, empuja, mételo todo por favor” rogaba yo. Realmente, estaba rogando por esa otra verga.
Una vez que la ancha cabeza ingresaba el esto era más fácil: tomando mis caderas con ambas mano solo quedaba empujar con fuerza hasta meterlo totalmente.
“¡Oh my god!!!!” ¡mierda, sí, así, así!!” gritaba como loba desesperada.
Después del primer par los siguientes fueron más “fáciles” …cada uno de los nueve restantes se tomó el turno para metérmelo hasta el fondo; al mismo tiempo, dos vergas luchaban también por entrar a mi boca…yo las chupaba como su fuesen los últimos ...