Mis odiosas hijastras (2)
Fecha: 01/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... bailar. Ahí se ponían increíblemente perras, como si fueran a la guerra, y yo tenía que hacer un esfuerzo descomunal para no desviar la vista hacia esos cuerpos insultantemente jóvenes y preciosos, cada uno a su manera. Mientras me quedaba viendo la tele con Mariel, hasta tarde —los días en los que no salíamos—, había un desfile de minishorts, tops, botas, minifaldas. Un desfile de culos perfectos sobre piernas largas y torneadas. A la noche me desahogaba con mi mujer, tratando de disimular que estaba más excitado que de costumbre.
Agos tenía su punto. No era el estilo de Valentina lo del mensaje. Ella probablemente me lo hubiera dicho directamente, o al menos me hubiera hecho alguna insinuación que provocara que yo le pidiera explicaciones a Mariel. Además, en el forcejeo que habíamos tenido, me pareció ver que en ese momento estaba utilizando Instagram. No estaba seguro de ello, pero al menos no vi ninguna ventana de chat. Pero entonces ¿Quién carajos había sido? Según me parecía, la foto del celular de mi mujer había sido sacada mientras este reposaba en la mesa de luz de nuestra habitación, pues se veía, alrededor del aparato, el color marrón de la madera. Así que tenía que haber sido alguna de ellas. Para Agostina yo era una especie de mancha de salsa en medio de un mantel blanco. No me cabían dudas de que deseaba que me fuera de ahí. Pero ella no sabría cómo lidiar con el encontronazo que había tenido con Valentina. No me la imaginaba armando semejante lío. Ella era ...
... de esquivar los problemas, no de generarlos. Y Sami… ella ni siquiera entraba en mi lista de sospechosas. Aunque la risa que había largado Agos me había dejado pensando. ¿Sería que también tenía algún tipo de enfrentamiento con la hermana menor? Si era así, nunca lo había notado.
—¿Tomando tan tempano?
Agostina apareció en la cocina. No me había dado cuenta, pero habían pasado casi una hora desde que me recluí ahí, y empecé con mis cavilaciones. Ya tenía dos botellitas de cerveza vacías sobre la mesa y muchas teorías en la cabeza.
—No es temprano. Es de noche —dije, señalando el oscuro paisaje que se dejaba ver a través de la ventana que daba al fondo.
Agos llevaba el pelo largo suelto. Se notaba que lo había secado con el secador de pelo, aunque aún se veía húmedo. Era un pelo muy negro, muy lacio, muy largo, y muy brilloso. El tipo de cabello que las mujeres suelen admirar y envidiar, mientras que los hombres apenas atinamos a reparar en que es bonito. Vestía un suéter beige y un pantalón negro brilloso, que parecía ser de cuero, aunque imagino que era de otro material. Dos grandes aros dorados colgaban de sus orejas —orejas chiquitas y lindas—. De alguna manera esos aros y el cabello negro hacían de un perfecto marco para la preciosa geta de la pendeja. Las cejas estaban depiladas, las había dejado muy finitas. Las pestañas muy arqueadas, y se había puesto una sombra de ojo color azul. Pequeños detalles, puestos con una precisión matemática, que convertían a su ...