1. Mis odiosas hijastras (2)


    Fecha: 01/03/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... vuelva va a preguntarnos cada cosa que hayas hecho, y va a analizar cada uno de esos actos, hasta emitir un juicio. Así es ella.
    
    —¿Estás con fiebre? —dije, tocándole la frente—. Creo que recién hablaste más de lo que me hablaste en estos meses en los que estoy viviendo con ustedes.
    
    —Es cierto —reconoció—. Ya sabés, nunca estoy en casa…
    
    —Siempre en lo de Mili —comenté, como al pasar—. Parece que ella es la única que cumple con tus altos estándares de calidad a la hora de vincularte con alguien —solté después.
    
    De repente su mirada se ensombreció.
    
    —No sabés lo que estás diciendo. Vos no me conocés —dijo.
    
    —No. Es verdad. No te conozco ni a vos, ni a Valu, ni siquiera a Sami —me sinceré—. Son tres incógnitas. Seis pares de ojos que me miran de manera desconfiada. O al menos cuatro de ellos —agregué después, excluyendo a Sami, como siempre. Aunque también como siempre lo hice con ciertas dudas.
    
    —Estás equivocado —dijo ella, poniéndose de pie.
    
    Se puso a lavar el pocillo. Yo me levanté para deshacerme de las botellas de cerveza. Ahora estaba muy cerca de ella… Detrás de ella. Su aroma me atraía. El aroma de una pendeja cheta y creída, que sin embargo en ese momento había sido amable conmigo. Lo suficientemente amable como para que me sintiera confundido. La misma mocosa que se había reído de mí en varias ocasiones, que cuando me miraba hacía un gesto como si estuviera oliendo mierda de perro, había ido a calmarme y a darme algunos consejos. Era cierto que ...
    ... vivía con ellas hace relativamente poco, y quizás las había prejuzgado. Pero aún tenía mis reservas.
    
    Me dio la impresión de que mientras lavaba el pocillo, demoraba de manera exagerada. Y se había puesto ese pantalón… Y había ido a verme… Una vez más me pregunté quién era el afortunado que se movía a semejante pendeja. Quienes se cogieran a las hijas de Mariel deberían bañarse la verga en oro y convertirla en una escultura. Que rico olor, pensaba, mientras el agua caía sobre el pocillo y sobre las delicadísimas manos de mi hijastra. Qué rico olor.
    
    No recuerdo el momento exacto en el que sucedió. Pero de repente, mi nariz estaba muy cerca de su cabeza, casi apoyándose en ella. Aspiré profundamente. Me incliné para tirar las botellas vacías en el tacho de basura que estaba muy cerca de ella. Miré su orto de cerca, durante un instante. Me pareció más profundo de lo que lo recordaba. No tanto como el de Valentina, claro está, pero se veía realmente pulposo. Me pregunté si su orto olía tan bien como su cuello y su pelo. Seguramente se bañaba a consciencia, pasaba varios minutos en el bidet, y se mantenía siempre depilada. Seguramente su orto olía a flores.
    
    —Vamos a ver un peli con Valu y Sami —comentó, ahora poniéndose a secar el pocillo mientras yo me erguía—. Bueno, vamos a hacerlo cuando Sami termine de ver el dorama cursi que tanto le gusta. ¿Querés verla con nosotras?
    
    La invitación me tomó por sorpresa. No solíamos tener actividades juntos. Salvo las cenas, en donde ...
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