Madre enamorada (2)
Fecha: 12/03/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: starone, Fuente: CuentoRelatos
... dos horas de viaje transcurrieron amenas y llenas de momentos de complicidad entre nosotras. El día acompañado de un hermoso sol y una ligera brisa marina resultaban hermosos.
Con el equipaje ya desempacado y todo acondicionado, Belén me propuso dar un paseo por la playa hasta la hora de comer.
Nuestra casa estaba solo a cinco minutos de la misma. Era una pequeña cala, muy poco visitada en esta época. La marea estaba baja y nos permitía pasear y disfrutar de la finura y suavidad de la arena; propia de la costa Cantábrica.
—Mamá, gracias por esta escapada a la casa de campo— dijo Belén tomándome de la mano y fijando sus bellos ojos azules en mí.
—De nada mi amor, que pasemos tiempo juntas, es lo más importante para mí. Eres lo que más amo— respondí perdiéndome en la profundidad de sus ojos.
—Uf mama, nadie nunca me ha dedicado palabras tan hermosas. Me haces sentir especial. Gracias, tú también eres lo que más amo— contesto Belén dándome un abrazo y besándome en la mejilla.
Mi corazón se aceleró. Sentir la suavidad de sus labios contactando con mi piel, sus tiesos senos apretarse con los míos; y su perfume invadiendo mis pulmones produjeron en mí tal estado de excitación que mis manos no pudieron evitar acabar sobre sus glúteos.
—Perdón mi cielo, no sé por qué hice eso— me disculpe nerviosa mientras permanecíamos aún abrazadas.
—No pasa nada, mamá— respondió mi hija con una sonrisa mirándome a los ojos apenas a unos centímetros de distancia.
Por un ...
... instante creí verme capaz de besarla apasionadamente. De devorar su boca y sentir su sabor… Pero no fui capaz. Nuestro paseo por la playa continuo tomadas de la mano y comentando trivialidades hasta el momento en que decidimos regresar a casa y comer algo; luego echar una pequeña siesta, pues el viaje, aunque no fue muy largo, había producido en nosotras cierto cansancio.
La comida resultó rica y ligera, y acompañada por una pequeña siesta hizo que me levantase con ánimos y energía acrecentadas. Me apetecía invitar a cenar a Belén y después tomar algo en los locales nocturnos del pueblo cercano.
—Cariño, ¿te falta mucho?
—Ya voy mamá, enseguida estoy lista— respondió mi hija.
Eran las siete y cuarto de la tarde y mi amor Belén, como siempre que salíamos juntas, me hacía esperar. Yo me había adecentado rápido. Llevaba un vestido hasta los tobillos de color negro y la chaqueta fina y blanca que permitía mostrar mi abundante escote. Mi cabello rubio estaba recogido en un moño que reposaba sobre la parte superior de mi cabeza, proporcionándome un aspecto más juvenil y desenfadado. Por fin, Belén apareció en el salón, donde yo esperaba sentada fumando un cigarrillo.
—Ya estoy lista mama, ¿Cómo me ves?
—Preciosa tesoro— conteste yo con devoción.
Lucia una camiseta ajustada de color negro con un escote generoso. Sus pezones lucían altivos a través de la tela. Los leggings blancos que vestía definían perfectamente su cuidada figura; y permitían adivinar sus labios ...