La gozosa tarde de mi puta con nuestras pollas
Fecha: 13/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Suberina1, Fuente: CuentoRelatos
José Luis es un íntimo amigo mío, de mi pueblo, desde tiempos inmemoriales, de toda la vida como se suele decir, con el que mantengo una muy estrecha relación y fluida comunicación a pesar de no vivir en el mismo lugar y al que mi mujer, que ya conocía de su "existencia" por mí habiendo conversado con él varias veces vía telefónica, conoció personalmente en una de sus primeras visitas a mi pueblo, afianzándose también entre ambos a partir de entonces una muy buena relación de amistad, hasta el punto de que fue ella antes que yo quien, tomándonos unas copas, le invitó a que nos visitase en nuestra casa para pasar junto a nosotros un fin de semana, algo que él no dudó emplazándonos para quedar a una conversación posterior durante la semana siguiente.
José Luis, que cuenta con algo más de 40 años, es bajo de estatura pero posee una polla descomunal, de 25 centímetros de medida real y bastante gruesa, que yo le había visto en numerosas ocasiones cuando viajábamos juntos y nos bañábamos en distintos lugares o cuando nos duchábamos en algún hotel en las muchas ocasiones en las que compartimos habitación, lo que yo comenté con mi mujer tras marcharnos a casa la noche que estuvimos con él en mi pueblo, asombrándose por ello y comenzando a despertarle curiosidad y un morbo desmedido a partir de ese momento. A ella le cayó muy bien y, con toda la confianza del mundo, como si se conociesen de toda la vida, le puso como apodo "Pitingo", algo que surgió así y sin saber porqué aunque ...
... me dijo que se le vino a la cabeza de repente ese sobrenombre y así lo llamamos desde entonces.
Durante los días previos hablamos varias veces con José Luis conviniendo que ese próximo fin de semana nos visitase, lo que hizo desde el mediodía del viernes hasta el lunes por la mañana. También durante esos mismos días mi mujer me iba "dejando caer" que quería probar y gozar con la polla de José Luis durante su visita lo que en mí provocaba una calentura desmedida. El día de su llegada, Nuria y yo fuimos a esperarlo a la estación de autobuses y, para la ocasión y con toda la intención del mundo para provocarlo y excitarlo, se puso una blusa de seda negra muy fina sin sujetador debajo por lo que sus maravillosas tetas botaban bajo ella y se apreciaban sus pezones y aureolas en todo su esplendor, minifalda esplendorosa también de color negro y unas botas altas de tacón fino que le llegaban casi a medio muslo, interiormente, -¡cómo no-, llevaba un precioso conjunto de lencería sexy con tanga, liguero y medias negras, sabiendo positivamente que le llamaría mucho la atención desde el primer momento.
Con puntualidad meridiana el autobús hizo acto de presencia en su andén correspondiente y segundos después mi amigo José Luis descendió de él procediendo a recoger su maleta y dirigiéndose a nosotros. Conforme venía a nuestro encuentro era más que palpable su cara de alucinado mirando a mi mujer de arriba a abajo, llegó a nuestra altura y nos saludó con efusividad aunque al abrazar y ...