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Fecha: 15/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: naunet, Fuente: RelatosEróticos
... abajo, deslizándome a través de tus bóxers mientras mi lengua recorre cada rincón de tu boca, y posas tus manos en mis nalgas, dibujando el movimiento que he empezado a realizar sobre ti. Comienzo a bajar hasta tu cuello, depositando besos amplios y lentos antes de sacar la punta de mi lengua a pasear. En un momento dado muerdo con fuerza el lado izquierdo de tu cuello, provocando que tus manos estrujen mi culo con fuerza mientras siseas de placer. Sonrío a medida que voy bajando por tu pecho y posando mis labios en él, no lo suficiente como para besarte. Observas mi cabeza descendiendo lentamente hacia tu miembro, que me pide a gritos que lo libere de una vez. Gimes tan bajito que apenas se percibe, aunque mi clítoris lo sigue escuchando como si de un eco se tratara.
Comienzo a acariciar la silueta de tu miembro a través de la tela: primero, mis dedos van dibujando un recorrido de abajo a arriba sin llegar a tu glande; después, es mi palma adaptada a tu forma la que te acaricia; hasta que, finalmente, mis dedos se centran en encontrar tu glande y dibujar círculos alrededor de él. Esta vez eres tú quien maldice al aire cerrando los ojos. Aprovecho tu falta de visión para meter una de mis manos directamente por debajo de la tela y acariciarte la polla sin miramientos ni delicadeza, haciendo que tu cuerpo emita un pequeño espasmo que no hace más que envalentonarme. Esta vez la que te masturba soy yo, aunque no por mucho tiempo.
Libero tu miembro por completo y me ...
... deshago de tus bóxers sin apenas dificultad. El simple gesto de apartarme la coleta hacia la derecha provoca que te muerdas los labios y respires demasiado agitado. Bajo la cabeza lentamente mientras no separo mis ojos de los tuyos, que me observan extasiados e impacientes. Mi aliento se posa en la base de tu pene. A pesar de haberlo visto hace unas horas mientras nos masturbábamos a la par, tus constantes descripciones no estaban nada lejos de la realidad, así como tampoco todas las veces que me lo había imaginado dentro de mí. Con una longitud más que suficiente, las venas se marcan a través de todo su grosor y envergadura; quizás suene estúpido, pero me encanta tu polla. Mi lengua se posa en tu piel ardiendo mientras asciende hacia tu glande como si éste fuera un premio que llevo ansiando toda mi vida. Cuando llega a él, la punta de mi lengua juguetea en círculos, colándose de vez en cuando por el pequeño agujero que me premiará con tu néctar, mientras una de mis manos rodea tu pene y lo acaricia de arriba abajo, creando un pequeño semicírculo en el camino. Una de tus manos acaricia mi cabeza en el momento en el que me introduzco tu glande por completo en la boca, voy descendiendo hasta que la noto entera, provocándote un jadeo que no pasa para nada desapercibido. Succiono mientras subo y bajo la cabeza unas cuantas veces, notando el calor de toda la sangre que se encuentra en tu polla.
Me encantaría que te corrieses en mi boca, pero puede esperar. Vuelvo a incorporarme, ...