E-mail entrante.
Fecha: 15/03/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: naunet, Fuente: RelatosEróticos
Consulto por décima vez la ruta que tendría que hacer para llegar al hotel, aunque ya me sé de memoria hasta la salida que tengo que coger una vez llegue a la parada de metro. 54 minutos, ruta recomendada. Salida a las 17:06.
¿De verdad voy a hacerlo?
Tengo la cabeza embotada y apenas siento el corazón desde que recibí el mensaje.
Ha sido un verano intenso y excesivamente caluroso, no precisamente por las altas temperaturas que hemos alcanzado, aunque también. No recuerdo ninguna otra ocasión anterior en la que la necesidad de sexo viniese a visitarme día, tarde y noche. Hace un par de años que me desintoxiqué de la necesidad de estar el 90% de mi tiempo con el móvil en la mano y cientos de redes sociales abiertas, pero últimamente dependo única y exclusivamente de una notificación.
¿Estás tan nervioso como lo estoy yo?
Siempre me he permitido el lujo de ponerte calificativos sin conocerte en persona, al menos todavía. Siempre te he visto más tranquilo, muy de fluir. ¿Significará tanto como lo será para mí? Mentiría si dijese que todo se justifica si nos centramos en que va a ser mi primera vez. Hay tanto detrás de eso, que ya son varias las veces que me he abrumado de la nada.
No debería hacerlo, no puedo. Voy a escribirte un mensaje disculpándome por todo e indicándote que no creo que sea buena idea ir. ¿Qué pensaría… no sé… cualquiera? Además, ¡no soy nada sensual! Estoy segura de que tienes un concepto de mí totalmente idealizado por cómo me defiendo con ...
... las palabras. No quiero decepcionarte.
Saludo al conductor del autobús, apoyo la espalda en uno de los cristales y suspiro tras convencerme a mí misma de que estoy haciendo lo correcto yéndome a casa. Vuelvo a abrir nuestro chat dispuesta a rechazar tu plan.
‘’
… He reservado una habitación de hotel…
’’.
Joder. Podrías haberme invitado a tu casa o haberme propuesto vernos en alguna cafetería o parque de Madrid. Sabes que siento debilidad por los hoteles.
‘’
… Sé que es una locura, y que probablemente no vayas a venir, pero tenía que hacerlo. Tenía que darnos la oportunidad…
’’.
Nunca he creído en la intuición, aunque sí que me he descubierto en situaciones en las que me replanteaba absolutamente esta no-creencia. Tu primer correo, aunque inconscientemente, fue una de ellas. La redacción, las palabras, la vibración; no sé.
No nos faltó mucho tiempo para empezar a subir el tono de cada email. Cada mensaje era una propuesta más indecente que la anterior, un gemido ahogado constante. Nunca me había insinuado de aquella manera. Me sorprendía el poder que tenía una simple sutileza para humedecerme y acalorarme sin apenas progresión. Aún lo consigues sin apenas pestañear.
¿Qué me has hecho?
Mierda. Ya se me ha pasado la parada. Presiono el botón para poder bajarme en la próxima y andar un poco más hasta casa. Sigue haciendo calor, pero por algún motivo siento un poco de aire fresco en la cara cuando bajo del autobús. No puedo negar que me lo haya ...