1. Su profesor particular (capítulo V): La llegada


    Fecha: 16/03/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Edstaston, Fuente: CuentoRelatos

    ... pues todavía no le había permitido hacerlo y no podía resistir más tenerlos tan cerca y no lanzarse a adorarlos como él deseaba y ella se merecía.
    
    Cuando Elena vio a Tomás dirigirse a sus pies le dijo: “¡No, no seas tonto! No me descalces ahora. Los de la mudanza no tardarán mucho. Ya habrá tiempo después para que me demuestres cuanto te gustan mis pies y para que me hagas sentirme como la diosa que soy. He tenido el detalle de salir a correr estos días y he estado usando los mismos calcetines. Me los he dejado hoy para ti, así que podrás apreciar mi aroma en toda su plenitud, jejeje. Sin embargo, me temo que, de momento, vas a tener que esperar. Eso sí, tengo que castigarte por tu mal recibimiento. ¿Compraste la fusta que te dije?”
    
    “Sí, señora”, dijo Tomás, notando un cosquilleo en la barriga ante el pensamiento de ser castigado por esa preciosa mujer. “Pedí por internet los artículos que me indicó. La fusta llegó ayer precisamente”.
    
    “Bien. Ve a por ella”. “¡No! ¡Andando no! Ve a por ella a cuatro patas y me la traes en la boca, como un buen perrito”.
    
    Andando a cuatro patas, como un perro, Tomás fue a por la fusta. En seguida llegó con ella en la boca y se acercó hasta la silla donde estaba sentada Elena, que golpeaba el suelo con uno de sus pies con impaciencia.
    
    Elena cogió la fusta de la boca de Tomás. “Muy bien, profesor. Bájate los pantalones y los calzoncillos, y ponte cara a la pared”.
    
    “Señora, le ruego que me perdone. No volverá a pasar. Comprenda ...
    ... que su llegada a mi casa es un gran acontecimiento para mí y estoy nervioso. Me he esforzado para que todo esté a su gusto…”
    
    “Basta de escusas y obedece”. “No me gusta el castigo físico, como ya te dije, pero en los primeros tiempos de una relación una debe marcar su territorio y dejar clara su posición, así que no tengo más remedio que enseñarte”.
    
    Tomás obedeció y se puso cara a la pared, con su culo expuesto. Entonces Elena se levantó y se acercó a él, que temblaba con una mezcla de miedo y excitación.
    
    “Te has ganado cinco golpes por hacerme pedirte que pagaras al taxista y no acercarte tú por propia iniciativa”.
    
    “Zas, zas, zas, zas, zas”. Cinco golpes suaves cayeron sobre el culo de Tomás.
    
    “Otros cinco por no arrodillarte ante mí a mi llegada ni tumbarte para que te pudiera usar de alfombrilla”. Cayeron otros cinco golpes con más fuerza que antes. Los primeros habían sido suaves, pero, Elena iba perdiendo el miedo a hacer daño a Tomás y se iba excitando con el castigo, empleando más fuerza cada vez. Tomás dejó escapar un grito de dolor con cada uno de los últimos golpes.
    
    “Otros cinco por no tener la silla despejada para que me pudiera sentar al entrar”. Cinco nuevos golpes, dados con fuerza, cayeron sobre Tomás, que no pudo evitar volver a quejarse de dolor.
    
    “Cinco golpes más por poner excusas y protestar ante el castigo. Y como vuelvas a quejarte de dolor, te daré cinco más de propina. Quiero que comprendas que cuando te castigue es porque, como tu ama ...