1. La mamá de Joaquín, Cap 7 (Final)


    Fecha: 22/03/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... fin tenemos toda la noche. Dale, chupala.
    
    Andrea me la chupó. Yo me incliné para un costado, y le corrí el pelo, para ver bien clarito esa boquita que se devoraba mi verga. En un momento flashé que esa podía ser la última vez que vea esa imagen tan zarpada en hermosa. La agarré del culo y se lo acaricié, desesperado, tratando de memorizar lo rico que se sentía.
    
    Acabé en su cara, y me hizo el favor de mostrarme cómo se tragaba toda mi leche. ¡Que mina zarpada en preciosa la Andrea! Pasaba de ser una minita llorona que necesitaba que la consuelen, a ser una puta que se tragaba todo el semen en un toque. Y yo estaba enamorado de todas esas partes de ella.
    
    Nos revolcamos toda la noche, mientras Joaco estaba con los pibes del curso festejando el final de clases. Y yo festejaba con ella. Aunque no sabía si lo que festejaba era el fin o el principio de algo.
    
    El sábado se pudre todo, pensaba, mientras me la cogía por todas partes. Me faltó cogérmela por las orejas nomás. El sábado se pudre todo, pensaba a cada rato. Y un miedito traicionero se me pegaba como garrapata.
    
    Pensé, medio loco, que a lo mejor a mí me tocaba estar en el paraíso antes de morir, y no al revés, como a los demás.
    
    Joaquín
    
    La fiesta (si es que podía llamarse así) fue en la casa de Fabricio. Me había hecho bastante amigo de él y de Ramoncito. Y también había empezado a juntarme con Pitu, Leo, Brian, y los demás. Fabri y Ramón no se daban mucho con ellos, pero ahora estábamos todos juntos. Los ...
    ... viejos rencores parecían haber desaparecido. Ya no estábamos divididos entre tragas y burros; entre ganadores y perdedores; entre los que se la bancan y los que no; ni entre hombres y mujeres. La nostalgia nos venció a todos. Y el alcohol ya empezaba a hacer lo suyo: Débora lloraba abrazada a Brian. Algunos estaban sentados con la cabeza gacha. Otros, que nunca habían hablado entre sí, mas allá de intercambiar un par de frases, ahora charlaban hasta por los codos, intentando recuperar el tiempo perdido.
    
    Sonaba una cumbia vieja que a mi mucho no me gustaba. El papá de Fabricio había puesto el minicomponente a todo volumen. Yo me había animado a bailar un poco, más que nada para no contagiar a los chicos con mi tristeza. Pero ya me sentía aturdido. Salí un rato al patio de afuera, a tomar aire. La noche estaba linda. Como en todos los momentos de soledad, no pude dejar de pensar en mi viejo.
    
    La policía nos había entregado hacía poco, las cartas que nos dejó papá. Aunque en ella claramente decía que no debía sentirme culpable por su decisión, no puedo evitar pensar en lo poco que hice para saber qué era lo que pasaba por su cabeza en esos tiempos. Lo que tenía en claro era que el viejo había muerto allá en el dos mil uno, cuando perdió todo. Luego sólo fue un fantasma que nunca pudo volver a la vida. Quizá mamá y yo pudimos haberlo salvado, pero eso nunca lo sabremos.
    
    Me di cuenta de que algunos me miraban y susurraban entre ellos. Por lo visto no sabían si acercarse a ...
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