La visita de Matías
Fecha: 23/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Bellota D I, Fuente: CuentoRelatos
... sonara el interfono por segunda vez antes de tomarme la pena de salir de mi bañera. Pensado que era un vecino a quién se le había olvidado las llaves, no había tomado la pena de vestirme y había atravesado el departamento calata y sin secarme, dejando agua por todo el piso.
Al invitarlo a subir, me había precipitado para agarrar una bata, cerrándola con un nudo torpe y blando, y le había abierto la puerta así, con el moño desordenado que solía hacer para bañarme, mi copa de vino todavía en la mano y, lo confieso, algo de incomodidad. Sonrió al descubrirme así y me abrazó como se abraza a los amigos. Me explicó que había llegado el día de antes a Suiza, invitado por una universidad para participar a un coloquio internacional. Matías también era biólogo, bastante reconocido en Chile, pero por primera vez viajaba a Europa para presentar el resultado de sus investigaciones.
—¿Por qué no me avisaste que viajabas?
—Para hacerte la sorpresa, pero no te quiero molestar. Estás esperando a tu esposo ¿no? —me contestó mirando mi copa de vino.
—No, salió con sus amigos para el fin de semana. Estaba a punto de bañarme. ¿Quieres una copa?
Sonrió, travieso.
—Por supuesto.
Empezamos a conversar, dándonos las ultimas noticias de nuestras vidas mientras lo servía. Como siempre teníamos muchas cosas que contarnos, la conversación fluía, alegre y entusiasta. Cuando me vio ajustar el cinturón de mi bata se cortó en medio de una frase.
—No te quería interrumpir, anda a ...
... bañarte, conversamos luego, te espero.
Regresé al baño rápidamente. Las dos chicas seguían divirtiéndose en la pantalla de mi laptop. Me apuré en cerrarla, algo avergonzada por el entretenimiento que tenía planeado para noche. Mis fantasías lesbianas y en particular mi deseo intenso de lamer y chupar tetas formaban parte de las cosas que no compartía con nadie.
Dejé caer mi bata en el piso, entré en la bañera y apenas cerré la cortina que escuché a mi espalda:
—¿Se puede fumar en tu baño?
Entreabrí un poco la cortina para sacar la cabeza. Matías me había seguido y ya lo tenía tranquilamente apoyado al lavadero con su copa de vino, a punto de prender el cigarro que tenía entre los labios.
—Me acordé que te gustaba conversar cuando te bañabas, —siguió, bajando la tapa del inodoro para sentarse en él, —¿quieres?
—Ahora es un poco raro, pero claro, me gusta tener compañía hasta bajo la ducha, —le contesté antes de volver a cerrar la cortina. —Y, sí, puedes fumar. Fumo donde me da la gana cuando no está mi esposo.
Seguimos conversando mientras me lavaba el cabello y me jaboneaba todo el cuerpo. Era imposible negar que la situación me excitaba. Al darme la vuelta para enjuagarme, la cortina fina se pegó contra mis nalgas. Matías tuvo el gusto de ver sus formas dibujarse nítidamente en la tela que el contacto con mi piel mojada volvía transparente. Escuché un “Uhm, interesante…”, ligeramente burlón, antes de que continuara lo que me contaba. Me gustaba saber que me ...