Elisa fue la culpable
Fecha: 28/03/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: txuso, Fuente: CuentoRelatos
... de mí.
Leo asintió con cara de sorpresa.
- Es una petición extraña, pero acepto – dijo al fin.
- Cuando él me esté follando, quizá deje que me toques o me comas las tetas, no sé, pero mantendré lo acordado.
- ¿Y a él? - Quiso saber.
- Él sabrá - volvió a mirarme.
Leo me miró fijamente.
- Bueno, yo lo que quiero es que ella disfrute - aclaré.
- Disfrutaré follándote, pero si quieres tocarla, o besarla en algún momento - hizo una pausa -. Es tu elección.
Ambas volvieron a clavar la mirada en mí.
- Por mí perfecto – dije mirando a Elisa -, pero no quiero, en ningún momento que te sientas mal, he salido contigo y contigo quiero seguir.
- No te preocupes, entiendo la situación y la lujuria.
Una vez que todo estuvo aclarado seguimos hablando, apurando nuestras bebidas. La charla fue amena, Leo parecía buena gente, eso nos tranquilizaba tanto a Elisa como a mí. Tenía buena conversación y era elegante también en sus formas, lo que hizo que nos sintiéramos cómodos y se rebajara un poco la tensión inicial.
Salimos del local juntos y fuimos a un hotel elegido por Elisa, que no dudó en seleccionar un hotel elegante, de los mejores de la ciudad. Leo hizo toda la gestión y subimos a la habitación.
Al entrar nos sentimos acogidos, era bonito y agradable, con distintos espacios, baño con jacuzzi y todo tipo de cuidados detalles. Sin duda Leo había sido generosa, nos sorprendió con su buen gusto. Me acerqué a la zona de estar y me senté en el ...
... sillón, que estaba orientado hacia la cama.
- Supongo que por ahora este es mi sitio - dije a ambas.
Elisa miró a Leo.
- Tú dirás.
Leo señaló el sofá.
- Puedes dejar ahí tus cosas.
Elisa obedeció y dejó el bolso, el abrigo y todo lo superfluo, quedando solo con su vestido ceñido que resaltaba su hermoso culo, sin duda el culpable de que estuviéramos allí. Se volvió hacia Leo.
- Algo más? - quiso saber.
- Del resto me encargo yo, acércate - ordenó señalando frente a sí.
Elisa cumplió y se colocó frente a ella. Leo la observó detenidamente de arriba a abajo, girando a su alrededor. Pasó las manos por su culo suavemente y bajó la cremallera trasera del vestido, que aflojó la presión que ejercía sobre la parte superior del cuerpo de Elisa. Introdujo una mano por su espalda baja y, poco a poco, fue subiendo. Lo hacía de manera sutil, con experiencia. Después besó su espalda.
Desde mi posición no podía ver la cara de Elisa, así que tuve que hacer un esfuerzo para imaginarla. La imaginé nerviosa, pero sensible a las caricias y besos, eso le gustaba demasiado, tanto como sentirse utilizada por otra mujer, en contra de sus creencias, y muy a su pesar. Leo bajó la parte superior del vestido dejándolo en su estrecha y bonita cintura. No llevaba sujetador, yo se lo había pedido, porque me gustaba excitarla y ver como sus pezones empujaban la tela. Leo la siguió acariciando y se colocó frente a ella, tocando su abdomen y subiendo a sus pechos. Decidí levantarme y ...