Confidencias 20 Alberto me prueba
Fecha: 18/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... hasta que esto pase. -¿No tenías tu casa cerca? Si a tus padres no les importa podríamos ir y permanecer aunque sea en el garaje o la cocina, si tu quieres. El chico comenzó a reír apretando mi brazo que pasaba bajo el suyo. -Por eso no hay problema, vivo solo, pero la casa está hecha un desastre, te lo advierto, no he hecho la cama ni recogido los cubiertos del desayuno y de la comida de mediodía, no te va a gustar. -No importa así puedes hacerlo mientras hablamos. Pensaba para mí que también sería para curiosear como vivía y descubrir algún posible secreto. -Vale, vayamos pero luego no me valores por lo que veas. Realmente estábamos cerca, creó que habíamos pasado por el edificio durante nuestro fracasado paseo. Llegamos ante un anodino edificio de cinco plantas pintado de gris perla, con enormes ventanales cuadrados y no practicables, no eran ventanas, resultaban como lucernarios. Destacaba en la cumbre de la esquina del edificio donde tenía la entrada, una estatua de Mercurio, el mensajero de los dioses. Parecía un edificio industrial o de oficinas y negocios. El edificio era enorme, entrando había un gigantesco patio cuadrado con jardín en el centro, le rodeaban balaustradas en cada una de las plantas y a cielo abierto. Cogimos un ascensor que nos llevó hasta la Cuarta planta y salimos a la galería que corría los cuatro frentes, se detuvo en la puerta marcada con el número siete. -Aquí vivo. Abrió la puerta y se apartó para dejarme que pasara primero, luego cerró cuando ...
... él entró. Era un salón de unos veinticinco o treinta metros cuadrados, con mobiliario muy sencillo y de líneas rectas excepto los sofás de tres y dos plazas que eran estilo chéster, modernos y tapizados en tela, la pared de enfrente era una inmensa vidriera con cortinas que bajaban desde arriba del todo, de esas que se recogen en el techo, algunas bajadas hasta el suelo y otras a medias. En otra pared tenía ventanas que daban a la galería y al patio y allí tenía una inmensa mesa de estudio con cantidad de carpetas y papeles con su portátil, colocado todo ello para sufrir una inspección, tenía una puerta abierta por la que se veía la cocina y al lado otra cerrada. Una escalera de caracol subía hacía donde supuse que estaban los dormitorios. Me gustó, resultaba un pequeño loft acogedor y luminoso, sencillo y vistoso a la vez. Me vio observándolo. -¿Qué te parece? -Muy bonito y no veo el desastre que me anunciabas. Reía mientras caminaba hacia la puerta de la cocina, abrió el paraguas y lo dejó en una esquina para que se secara. Ahora entendía que todo estuviera perfectamente ordenado y el desastre de la cocina resultaron ser unos platos, una taza y un vaso en la fregadera sin limpiar. -¿Te ayudo a recoger este terrible desastre de hombre solitario? -¡No, no! por favor, lo haré después yo, dame tu chaqueta y la cuelgo para se seque. Me la quité y él hizo lo mismo. -¿Quieres tomar algo? Para ser exactos, ¿quieres agua o cerveza? -Un vaso de agua es suficiente y ya me lo pongo yo. ...