1. Confidencias 20 Alberto me prueba


    Fecha: 18/10/2018, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... alborotándole más el pelo, no me pude contener y lo abracé para lamer con dulzura sus tetitas y enredar la lengua en los pelitos adoradores, él solamente pasaba las manos por mi desnuda espalda hasta las caderas en un sobeteo constante y delicioso. Me arrodillé ante él en postura de adoración con la vista elevada para mirarle a los ojos, como si fuera un dios y comencé a tirar de la cintura de su pantalón, era de tiro bajo y deslizaba sus dos prendas a la vez, el pantalón y su bóxer. Temblaba expectante para ver su carne que adiviné con mi mano cuando lo acariciaba, los pelos de su ombligo bajaban hasta unirse con los de su pubis más abundantes y negros, el bóxer le marcaba toda la figura de la polla muy larga y gorda dirigida hacia la izquierda. Me detuve ante la sorpresa, Adri, mi amor, su pene era un compendio de los de Pablo y Erico, larga como la de Pablo y gorda como la de mi primo, no pude reprimirme y la sujeté por la base para sentirla latir, y acerqué mi cara para sentir como olía, a semental puro y como si tuviera restos de semen de alguna eyaculación anterior. La punta del capullo se le veía roja, un poco estrangulada por el prepucio que no le dejaba salir al esplendor de la luz, muy inclinada hacia arriba y la izquierda, la quise nada más verla, la olía y la pasaba por mi cara, por el cuello, por la nariz una y otra vez, adorando aquel músculo de carne impropio de su cuerpo tan delgado, me subyugaba el olor y esa dureza tan férrea y la suavidad de la piel. Creo ...
    ... que le gustaba al verme entregado a su falo, y sonreía dichoso, y orgulloso de ser poseedor de ese sublime pene de macho que yo adoraba besándolo. -¿Quieres que subamos a la habitación? Su voz era una invitación lujuriosa por la sonrisa que lucía, como todo macho no podía ocultar su gozo y había notado mi sometimiento de hembra sumisa a una verga digna de admiración y reverencia. -Sí, vamos. Antes terminé de sacarle la ropa, los calcetines blancos de algodón con bandas azules que calzaba. No me había equivocado cuando le vi calzado, sus pies eran grandes y huesudos, preciosos pies de hombre con pelitos negros y duros en las falanges. Quise tener tiempo para entretenerme lamiendo y comiendo esos dedos, esos pies tan hermosos. Subimos las escaleras, yo detrás de él, admirando sus bellos y colgantes cojones que iban dejando el olor que desprendían, su culito hendido y con pelitos que le salían de la rajita entre las nalgas. No tuve tiempo de apreciar su dormitorio, caímos en la cama en un revoltijo de cuerpos y ropa, Adri, me sentía loco queriendo chuparle la verga y tenerla dentro de mi culo en el mismo instante. Nos revolcábamos luchando para besarnos los cuerpos hasta que sentí la yema de sus dedos meterse con mucha suavidad entre mis nalgas, pasarlas de arriba abajo hasta llegar a mi ano y allí detenerse para hacer círculos sobre su fruncida entrada. Mi pene crecía y se endurecía más y más poniéndoseme duro, tuve un impulso de marchar, escapar y dejar lo que solo nos haría ...
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