Mi enorme primera vez
Fecha: 11/04/2024,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Lady S, Fuente: CuentoRelatos
... sorprendido de que yo era más hermosa que en las fotos y eso es algo extraño, generalmente es, al contrario.
Juro que cuando me dijo eso con mirada insegura «siendo que aparentaba ser un hombre seguro» me dio tanta ternura que tenía ganas de comérmelo. Además, cuando llevamos tiempo charlando a una distancia normal, podía sentir su perfume, era un aroma agridulce, pero con un toque amargo y leve. Cada vez que respiraba lo podía sentir y puedo asegurar que me tenía extasiada.
No obstante, nada ocurrió aquella vez, solo lo miré con mesura y le dije que no se preocupe, que simplemente yo era alguien más… «obvio que soy una diosa griega en persona, una eminencia una reina, pero bueno, hay que ser modesta», pensé.
Terminó la tarde, me acompañó casi hasta la puerta de mi casa y me ofreció la mano antes de irse (LA MANO) como si fuera una amiga o algo parecido «otro detalle que se me hizo muy tierno y educado». Así que me acerqué de repente y le di un tierno beso tibio en su mejilla izquierda, dejándole a penas marcado el labial oscuro que llevaba.
Tartamudeó un poco sorprendido y sonrió ruborizado. Menos mal que se fue, porque yo me puse como un tomate. Me había gustado a pesar de que mis expectativas no eran muy altas que digamos «nunca lo son» de hecho. Luego de ese día, pasaron varios hasta que volvimos a hablar, «obviamente me habló él» porque yo toda chica empoderada (en realidad tímida porque sí quería hablarle), me hacía la difícil. En resumen, salimos en otras ...
... ocasiones, hasta que, en una de ellas, la última por así decirlo… se largó a llover muy fuerte y estábamos cerca de su casa.
En aquel entonces no habían Uber, sí taxis, que fue este último que nos tomamos y pudimos ir donde vivía. Un departamento chico, pero muy bien ordenado, casi pensé que tenía todo preparado «hasta la lluvia». Era la típica situación de película donde la lluvia amerita otras cosas, pero en realidad, me sentía bastante insegura, a pesar de que ya “lo conocía”. Si algo me enseñó la vida es que nunca terminas de conocer a las personas.
Sin embargo, a veces hay que dar un salto de fe, nadie es completamente bueno ni completamente malo y eso también me incluye.
— ¿Puedo irme a bañar? —pregunté con una sonrisa incomoda.
— Sí, por supuesto —con un gesto de obviedad.
Me alcanzó una toalla y me dijo que no tenía ropa de mujer para ofrecerme, pero que podía prestarme algo de la suya, si eso no me molestaba, claro.
Le dije que sí, que desnuda no me iba a quedar… me bañé y dejé mi ropa en donde él tenía la suya. Sinceramente, aún me sentía algo incómoda, no era habitual ir a una casa de un desconocido, siempre fui muy cobarde con esas cuestiones. Pero se portaba muy bien, me di un caliente baño relajante y me vestí «con su ropa limpia que por cierto tenía su aroma entre mezclado con su perfume».
Antes de salir, aproveché a mirar a ver si no tomaba “pastillas raras” ya saben alguna para la esquizofrenia o esas cosas de películas de psicópatas y por ...