1. Mi enorme primera vez


    Fecha: 11/04/2024, Categorías: Sexo Oral Autor: Lady S, Fuente: CuentoRelatos

    ... suerte, no había nada, solo cosas básicas. Pero sí noté que había una caja de preservativos «condones» de una marca que nunca había visto «recuerden que tenía poca y nula experiencia en lo sexual» que decía “Magnum” y lo primero que se me vino a la mente fue «ok, esto es para gente que necesita algo más grande lo habitual» pensé, observando con sospecha.
    
    Iba a leer la parte de atrás de la caja, pero ya había pasado mucho tiempo en el baño y eso no quedaba bien. Cuando salí, el esperaba con una taza de café con crema «mis hormonas gritaron aww». Pero yo toda diosa inalcanzable le dije —ay, gracias jeje— por lo que él sonrió apenas, y me dijo que también debía ir a bañarse. Que yo me pusiera cómoda, que podía mirar la tv y la contraseña del wifi.
    
    Pasó un rato y le avisé a mi mamá que me había ido con una amiga, «imaginen decirle a su mamá que se van con un hombre extraño ella siendo tan conservadora». Me vendría a buscar policía y todo incluido… así que una pequeña mentira no está mal. También le advertí a mi amiga para que ella estuviera al tanto. Este chico finalmente salió de bañarse, imaginaba que saldría con una toalla apenas tapándolo y la típica escena donde terminamos revolcándonos apasionadamente, pero no... «para mi decepción» salió vestido y seco, sin ninguna parte al descubierto.
    
    Se sentó a mi lado, pero no demasiado cerca y nos pusimos a charlar, me dijo que yo podía dormir en su cama, que él dormiría en el sofá. Que ya había cambiado las sabanas ...
    ... mientras yo me bañaba, para que no me sintiera incomoda y que me daría la llave del cuarto para que, si quería, asegurase la puerta y sentirme tranquila.
    
    Con esto último este chico se ganó el cielo para mí. Que un hombre sea tan detallista, tan atento, tan lindo, es algo que nos brinda una seguridad y consensualidad increíble. Menciono todos estos detalles porque me parecen muy importantes a la hora de llevar una mujer a su casa, este tipo de cosas nos hacen sentir tranquilas, y que estamos protegidas. Sobre todo, yo siendo tan joven y desconociendo, eso aumenta considerablemente la inseguridad.
    
    En un momento determinado realicé un gesto como si tuviera frío y él me dijo:
    
    — Ah perdón, ahora te traigo un abrigo —levantándose por un segundo.
    
    — Espera… —le contesté agarrándole la mano y mirándolo desde abajo frunciendo levemente el ceño con una ligera mueca— abrázame.
    
    Se agachó acercando esa carita con barbita y sin pensarlo un segundo más, nos empezamos a besar, tenía los labios gruesos y sus pelos me hacían cosquillas. Su aliento rebozaba de menta que matizaban con su perfume y en general su cabello algo húmedo del reciente baño.
    
    Se sentó completamente y yo me puse sobre él, nos estuvimos besando un tiempo indefinido pero lo suficiente «supongo.» Todo el frío que sentía se me fue casi en 5 minutos, me tocaba el cabello que en ese tiempo me llegaba hasta por debajo de los hombros, y lo estiraba, entretanto me besaba por debajo de mi cuello y volvía a subir a mi boca ...
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