1. Las apariencias engañan (1)


    Fecha: 11/04/2024, Categorías: Hetero Autor: El otro yo, Fuente: CuentoRelatos

    ... seguía mostrándose reservada, pero lentamente se iba soltando conmigo. Generalmente cuando comía en su compañía solía irse a cambiar antes que alguien regresara, de manera de evitar chismes o comentarios incómodos por parte de nuestros compañeros.
    
    Empecé a verla de otra manera cuando haciendo mi rutinario escaneo de su parte trasera pude ver el borde de un culotte de encaje rojo sobresaliendo de su pantalón. A partir de ese día no podía parar de imaginar la ropa interior que tendría puesta y trataba diariamente de observarla. Por algunas jornadas no tuve suerte, pero luego de una semana se repitió la escena, encontrando que llevaba esa vez una prenda similar, pero en color negro.
    
    Al día siguiente, mientras almorzábamos, pude notar por primera vez con certeza la chispa de sus ojos. Estaba sonriendo de una forma mucho más segura de la que siempre le había visto. Sin darme tiempo a indagar me preguntó sin apartarme la mirada “¿Te gustó más el rojo o el negro?”.
    
    Casi me atraganto cuando la oí. Después tartamudeé una respuesta poco coherente. Analía me penetraba con sus ojos negros y seguía sonriendo “No te hagas el tonto, que sé desde el primer día que me mirás la cola cada vez que podés. Puedo ver tu cara en el espejo”. Nunca sentí tanta vergüenza en mi vida. Debía estar pálido. Trataba torpemente de disculparme, pero no era capaz de emitir palabra. Su actitud, lejos de tranquilizarme, me ponía más nervioso. Parecía incluso disfrutar con mi turbación. No dejaba ...
    ... de sonreír ni me quitaba los ojos de encima. Se paró despacio, manteniendo el contacto visual y se colocó en cuclillas a mi lado. Mi corazón latía a toda velocidad.
    
    - Sos diferente al resto Santi – me susurró unos instantes después, viendo que ya no iba a contestarle – Nunca pierdas eso – colocó sus manos sobre las mías – Me gustas. Mucho. De dónde vengo es mejor pasar desapercibida – hablaba en voz baja y calmada, pero su tono era seguro – Ser segura, pero mostrarse inofensiva – Se paró y empezó a caminar hacia el baño, pero se detuvo a los pocos pasos – Si querés puedo ayudarte a recordar mis bombachas, para que me digas cual te gustó más. Pero eso va a costarte. Pensalo y me lo decís mañana, que parece que hoy te comieron la lengua los ratones.
    
    Dicho esto se dirigió ahora si al baño. Yo estaba totalmente perdido. Mi cerebro se hacía una pregunta tras otra sin llegar a responder ninguna. Analía no me resultaba indiferente, pero nunca había pensado en ella de esa forma. Sus palabras me halagaban y si bien respondían algunas de las preguntas que siempre me hice sobre ella también me hacían dudar de cuanto de lo que me había mostrado era real. Tampoco puedo negar que había despertado mi curiosidad y que quería descubrirlo. Descubrir cuanto era cierto de lo que había visto y cuanto estaba dispuesta a mostrarme para convencerme.
    
    Durante la tarde no pude sacármela de la cabeza. Para peor ella me ignoraba completamente. Pasaba de rememorar la conversación, analizando ...
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