1. Las apariencias engañan (1)


    Fecha: 11/04/2024, Categorías: Hetero Autor: El otro yo, Fuente: CuentoRelatos

    ... excesivamente cada palabra, a recordar los detalles de sus culottes. Pensaba en lo que creía saber de ella y en su trasero resaltando en sus pantalones. Al llegar a mi hogar la cosa no fue mejor. Con la seguridad que me brindan mis cuatro paredes los pensamientos fueron más dedicados a su cuerpo. Imaginaba como se vería su culo libre de ropas. Sin darme cuenta empecé a fantasear con arrodillarme ante esas nalgas que tanto había apreciado y besarlas, recibiendo como respuesta un gemido de gozo de la chica de limpieza y sus manos apretando mi cabeza contra ella. Mientras en mi mente introducía mi lengua cada vez con mayor profundidad entre sus cachetes en mi hogar mi mano desabrochó mi pantalón y se metió dentro de mi calzoncillo. La intensidad con la que le comía el culo en mi sueño era la misma con la que me masturbaba en la realidad. La veía acariciar su cuerpo mientras hundía mi nariz y mi lengua dentro suyo. Me rogaba con voz ronca que no parara mientras sostenía mi nuca con la mano que no estaba usando en ella misma. Cuando mi cerebro hizo que se corriera tuve uno de los orgasmos más potentes de mi vida. Jalaba mi miembro con fuerza mientras gemía y eyaculaba como un animal. No sé cómo no me arranqué la pija de la fuerza que hice.
    
    Dos certezas me asaltaron una vez que estuve más tranquilo: Iba a pagar el precio que me cobrara con tal de ver de nuevo su ropa interior y la nueva Analía que había conocido ese día definitivamente me gustaba. Con ese conocimiento pude ...
    ... relajarme un poco, aunque lo que podría suceder al día siguiente me tenía algo ansioso.
    
    La calma obtenida, de todas formas, no fue suficiente para poder dormirme. Mientras daba vueltas en mi cama la imagen de Analía volvió a mi mente. Esta vez estaba desnuda encima de mí. Se movía despacio y tenía los ojos cerrados. Respiraba entre gemidos por la boca. Sus pechos se bamboleaban al ritmo de su cadera. Mantenía mis manos sobre el colchón presionando con suavidad mis muñecas. Cuando intentaba llevar mis manos a su cintura o a sus senos me apretaba más fuerte, obligándome a quedarme quieto. De a poco fue aumentando su velocidad, lo que hizo que aumentara el volumen de sus gemidos y la rapidez de mi mano sobre mi aparato. Cuando ella alcanzó su clímax yo llegué al mío. Luego de lo cual me quedé dormido.
    
    La mañana se me hizo eterna. Mientras más se acercaba la hora del almuerzo más lento parecía moverse mi reloj. Al llegar a la oficina se acercó sonriendo a mi cubículo. Me saludó con un beso en la mejilla y después me preguntó
    
    - ¿Ya pensaste cual te gustó más o necesitas que te ayude a recordarlos? – dudé un segundo en contestar y mostrándome inseguro respondí
    
    - Necesitaría volver a verlos para asegurarme. ¿Cuánto me va a costar tu ayuda?
    
    - No mucho esta vez – dijo visiblemente alegre – solo vas a tener que invitarme a cenar. A un lugar lindo– completó sin dudarlo, lo que me confirmó que ya tenía pensado el precio desde antes de hacerme la pregunta el día anterior – ...
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