Luis, Jacobo y un verano 16 Conviviendo
Fecha: 19/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... para darse cuenta de su tremendo error e intransigencia. ------------------------ Al día siguiente mis padres volvieron al hospital para conocer los resultados. Todo en mí estaba bien y podía irme a casa. Esperaba encontrarme al abuelo, de pie en las escalinatas esperándome como siempre, no era así solamente esperaba la abuela junto a Julio y su tío. Estaba anocheciendo y la luz de la biblioteca se veía encendida desde la escalera principal de acceso a la casa. Me dejaron solo ante la puerta de la biblioteca cerrada, la abrí y un pequeño chirrido de la bisagra me asustó, el abuelo permanecía sentado en su butaca de orejas, donde siempre permanecía para leer, con el ventanal a su espalda y la gran chimenea a la izquierda. Tenía la cabeza inclinada, apoyada sobre una de las orejas del sillón, sobre la mesa de al lado tenía su bastón, lo había cambiado y ahora la empuñadura era una bola de madera negra de caoba con incrustaciones de otro material blanco. Me acerqué hasta que mis piernas rozaron sus rodillas, permanecí un momento indeciso, él no me miraba ni me hablaba, sabía que conocía quien le rozaba las rodillas. Actué como cuando era niño, lo que no hacía desde hace muchos años, me senté sobre sus piernas y abracé su pecho posando mi cabeza en él. -Te quiero abuelo. –fueron suficientes esas palabras para que abrazara mis hombros y me sostuviera contra su pecho. Pasamos mucho tiempo así abrazados, hasta que mis brazos se dormían y la oscuridad terminó por cubrir la ...
... habitación, no quería deshacer nuestros abrazo, nuestra comunicación corporal escuchando los latidos de su corazón e imagino que él los míos. Fue la voz de Julio la que nos sacó de nuestro estado. -Dice la señora que vayan al comedor. –no podía creerlo, era la primera vez en mi vida que escuchaba a Julio hablar al abuelo, como si hubiera sucedido un milagro y un mudo hubiera recobrado el habla. El abuelo no respondió pero me empujó para que me bajara de él, debía tener sus piernas dormidas y tardó en levantarse apoyándose en los brazos del sillón. Aún me quedaban más sorpresas para ver. Julio nos siguió y ocupó un lugar en la mesa a mi lado, los dos enfrente de mis padres. No sabía interpretar lo que sucedía, y se me ocurrió pensar si no sería una penitencia auto-impuesta, como un castigo que se infligía reconociendo su error, sea como fuera, el caso era que el abuelo aceptaba al chico tantos años ignorado. La mañana siguiente la pasé recogiendo mis cosas y luego me acerqué hasta la casa de Rufo, cuando vi la ranchera estacionada cerca de la puerta y supuse que se encontraría allí. Julio igual que yo recogía sus escasas y personales pertenencias, tenía una maleta pequeña y una mochila como único equipaje. Estaban los tres en su salita, enfrente de la habitación de Julio donde tantos ratos habíamos pasado, su tía se frotaba las manos nerviosa, la insignificante mujer sacrificada que había hecho de madre y tía de Julio. -Venía a darte las gracias y ya a despedirme. –me acerqué para dar ...