Silvia (parte 3)
Fecha: 23/04/2024,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Maribel1970, Fuente: CuentoRelatos
... con palabras vacías ni nada por el estilo. Lo cierto es que confesó sentirse mejor tras la llorera y mientras se fue un rato al baño, Silvia se apresuró a decirme que teníamos que ayudarla.
-S. Jo mami, que pena me da, la verdad es que todo este año ni siquiera la he llamado y ahora me siento culpable.
-M. No seas tonta, ¿culpable de qué?, yo siempre le doy un beso de tu parte y ella sabe que tú tienes tu vida.
-S. Ya, pero es que no pensé que lo estuviese pasando tan mal. ¿Porque no intentamos animarla?
-M. ¿Y cómo?
-S. No sé, una buena cena, unas copas…
-M. Pero si acabamos de comer y estamos llenas, no vamos a tener hambre, unas copas sí que nos podemos tomar.
La voz de Carmen sonó desde el pasillo, ya más animada.
-C. Maribel, cariño, está anocheciendo y la luz no vuelve. Nos vamos a quedar a oscuras.
-M. Vamos a esperar media hora más y si no vuelve busco unas velas decorativas que hay por algún lado. Por cierto, tengo que ver como has estado de ánimo esta semana, un trato es un trato.
-C. Bien, no seas tonta, estoy mejor. Silvia se va a creer que estamos mal de la cabeza.
-S. ¿De qué habláis?
-C. Pues que según de bien depiladas que estén mis piernas tu madre se queda más tranquila, sabe que si estoy depre no me las depilo.
-S. Madre de dios, estáis muy mal las dos.
-M. Silvia, todas nos descuidamos cuando lo estamos pasando mal.
Mientras yo y mi hermana nos reíamos, Silvia se puso completamente roja, yo estaba en el ...
... lavavajillas al fondo de la cocina y ella y su tía juntas al lado del sofá que había en el otro extremo. Carmen se llevó ambas manos a la cintura y comenzó a contonear sus nalgas ligeramente para ayudarse a bajar las mallas. Silvia no tuvo valor para mirar directamente al melocotón que antes si había admirado furtivamente mientras subíamos las escaleras, Carmen se sentó en el sofá, y quitándose las mallas del todo reclamo la atención de Silvia para que actuase como testigo. Silvia parecía un tomate y su cara una bombilla roja como las de la feria.
-C. Toca, cariño, toca. Suaves como la seda.
-S. Perfectas tita, perfectas, mama, ¡eres una desconfiada!
-C. (Apartando ligeramente el tanga hacia un lado para mostrar parte de su vulva) Y mira, mi juguetito, también perfectamente al día, me lo repasé yo sola anteayer.
-M. Estas ruborizando a tu sobrina.
-C. (fijándose en su rostro) Perdona amor, si casi te he puesto el culo en la boca y comprendo que no es agradable verme así, a mis años.
-M. No pasa nada, de que años hablas tita, si estas de miedo, ya me gustaría a mí estar así, no te digo ya a los cincuenta sino a los cuarenta.
-C. ¿Entonces?
-M. Pues eso, que me gusta verte y me pongo roja porque, al fin y al cabo. eres mi tía.
Se hizo el silencio, un silencio que no llegaría a los dos segundos, pero se nos hizo eterno. La culpa desde luego fue mía, como siempre, Silvia no pudo controlar su rubor, Carmen la sorprendió al bajarse la licra y ante la pregunta ...