1. Llamando al futuro por el nombre equivocado.


    Fecha: 29/04/2024, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... poco para que te de mi lechita! ¡No te detengas, preciosa! ¡No pares, por favor! ¡No te pares, que… ah!"
    
    Justo antes de que por mi falo saliera expulsado todo ese esperma acumulado por mi negativa a masturbarme, como si de repente el sabor de mi verga le resultara repulsivo, como si hubiera recordado algún pasaje de su vida que la pusiera mal, mi indescifrable acompañante se apartó de mí, me mordió ligeramente el tronco para obligarme a soltarla y se puso de pie, reanudando enseguida la caminata. No me dio explicación alguna, y tampoco se la pedí. Me subí el bóxer y los pantalones y arranqué detrás de ella, tratando de no poner atención al agudo dolor que la eyaculación frustrada me había dejado en las bolas. Recorrimos las cuadras restantes sin hablar, sin mirarnos siquiera. Por dentro comenzaba a arrepentirme de habérmele acercado, pero por fuera luchaba por no arrojarme sobre ella y poseerla ahí mismo: iluminados por el parpadeante alumbrado y tirados en el asfalto.
    
    Luego de interminables y estresantes quince minutos, finalmente arribamos a su departamento, situado en un edificio que por lo elegante de la fachada y lo lujoso de los interiores me llevó a la cuenta de que estaba al lado de uno de esos millonarios infelices que acuden a bares de mala reputación en busca de una mujer fácil con quien olvidarse de su soledad al menos por una noche. Durante el trayecto me había preguntado varias veces si no había hecho mal al dejarlo a medio palo, pero al descubrir que ...
    ... para él no era más que una distracción pasajera, que su supuesto interés más allá del sexo no era más que una sucia jugarreta para llevarme a la cama, que era igual a todos los hombres, me olvidé de culpas. Luego de que abriera la puerta y con un ademán me invitará a pasar, entré para descubrir que el espacioso lugar no contaba más que con una cama y una nevera. Admirada y con curiosidad, lo interrogué respecto a la ausencia de muebles.
    
    ¿Qué pasó aquí? ¿Se metieron a robar? ¿No se supone que sitios como este son muy seguros, que están vigilados todo el tiempo y ni siquiera una mosca puede entrar sin ser vista? ¿Qué no pagas demasiado dinero como para que no te lo cuiden cuando no estás? – le pregunté un tanto divertida por la situación.
    
    Sí, pago mucho dinero por este piso y precisamente por eso es que no tengo más muebles que una cama y una hielera – contestó mientras se quitaba la ropa, notoriamente desesperado por hundir sus carnes entre las mías.
    
    ¿A qué te refieres? ¿Acaso la renta es tan elevada que tu sueldo entero se te va en cubrirla? – inquirí con tono de eres un pobre fracasado.
    
    No, no es eso. Para empezar, no recibo un sueldo pues soy dueño de mi propio negocio. Tengo una agencia de publicidad que manejaba junto con mi supuesto mejor amigo. Y digo manejaba y supuesto, porque el muy desdichado se escapó con mi novia llevándose una fuerte cantidad de dinero que no me dejó más opción que vender mis cosas para no ir a la cárcel por fraude – me explicó ya en ...
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