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La puta que me amó
Fecha: 03/05/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos
... tenía la doble función, de reflejar lo que pasaba en ese lateral de la cama. La misma habitación tenía dos niveles y para ir a una esquina donde había una mesa y dos sillas de cantina, de esas altas que aun con mis 1:88 de altura me quedaban colgando los pies, se tenían que bajar dos gradas y desde ahí se podía apreciar el movimiento de la calle. La cama estaba inmaculadamente arreglada, floreros en los dos buros, unos cuantos libros en una librera, y tenía un closet donde Karina podía caminar buscando sus prendas de vestir. Justifiqué el precio de una hora de la cita, pues vivir en un lugar como este, se requiere de pagar un buen billete. Puse los billetes en el tocador y luego esta mujer me pedía asistencia en removerle su chaleco. La blusa o camiseta de color turquesa me permitía ver un sensual ombligo, una piel clara en un abdomen plano. En ese tiempo su cabello oscuro y espeso le cubría toda la espalda y este emanaba un aroma embriagante, como que con su movimiento iba soltando feromonas. Sus brazos eran delgados y de músculos bien tonificados y en su muñeca izquierda llevaba un brazalete de oro y también se le podía ver un diamante en su anular. Ella quizá habrá notado mi nerviosismo y comenzó una breve plática alrededor de ello: -¿Eres casado? -No. -le he respondido. -¡Mentiroso! Tienes un aire de culpabilidad en tu rostro. Te percibo inseguro. -La verdad, que nunca he tenido una cita con una chica como tú. -le dije. -¿Cómo yo? ¿querrás decir una ...
... puta? -¡Nunca me ha gustado usar esa palabra! Nunca le he pagado a nadie antes. -Pues de la manera que te miras y como luces, no dudo que tengas mucha suerte con las mujeres a tu alrededor… pero ahora, en estos momentos estás conmigo. Ponte cómodo, yo voy a la regadera a darme una ligera ducha en el cuerpo. Ella entró al baño, el cual estaba amplio y bien diseñado. Me pidió que le ayudara a desvestirla, lo cual intuí lo hacía para crear esa confianza, como también hacerme preso de la excitación. Le removí su ceñida blusa color turquesa y me quedaron unos pechos que se querían salir de un brasier que hacían que pareciesen iban a golpearme al desabrochar su sostén. Se le miraban sólidos y de una agradable proporción. Le bajé su falda que le cubrían las rodillas y Karina me daba el placer de removerla dejándola con solo un bikini de color negro y que cuyos encajes parecían estar solo amarrados de una cinta de oro. Su cintura era de esas que se desarrollan moviéndose al compás del baile del vientre y esas curvas de sus caderas dejaban hipnotizado a cualquiera. Ella sabe el poder de su belleza y me limitó a solo eso. La dejé en solo su bikini y me fui con esa imagen cuando me pedía que la esperara en la cama. Me senté a la orilla de la cama y solamente me quité los zapatos y ella me encontraba de esa manera cuando salía cubierta por una bata que prácticamente la cubría toda. Ella con su mirada coqueta me dijo: -Desnúdate o ¿requieres de mi asistencia? -Ella se me acercó y ...