1. Amiga ¿Quién lo diría?


    Fecha: 08/05/2024, Categorías: Hetero Autor: IvanSun, Fuente: CuentoRelatos

    Era un sábado de diciembre, estábamos reunidos dos panas, dos amigas de la infancia y yo, desde las 10 am tomando cerveza, haciendo hallacas y carne asada con pan francés, escuchando buen rock; entre todos somos tan amigos que parecemos hermanos, estábamos en la casa de Diego, una casa vieja en el centro de la ciudad, tanto las hallacas como el asado lo estábamos preparando en el porche, pero el baño quedaba atrás y afuera de la casa, y cada vez que alguien iba al baño tenía que hacer todo ese viaje.
    
    A Adriana, la conozco desde chamita, prima de mi mejor amiga ahí también presente; ya Adriana tenía una niña, y estaba separada de su marido; ella es gordita, bajita, de piel morena oscura, cabello liso y largo, con unas tetas inmensas y paradas, ojos café y de labios rojos naturales, carnosos y bellos; jamás hubo algo entre ella y yo, ni un cumplido, panas muy chéveres, pero nada.
    
    Ése día yo estaba muy contento sin razón alguna, cuando Adriana llegó con su prima, las saludé y también le dije hola a sus hermosas tetas, ya al anochecer, bien encendidos todos de tanto beber, en un juego de palabras que no recuerdo, le metí la boca entre las tetas y soplé fuerte que sonara como un peo, todos nos reímos y hasta ahora no había nada de raro en eso.
    
    En una ocasión en que fui al baño, yo no sabía que ella ya estaba ahí, y yo, al encontrar la puerta cerrada, la toque y ella respondió "está ocupado".
    
    -bueno, aprovechemos que tienes el pantalón abajo, y yo me lo bajo y me dejas ...
    ... pasar pues- le dije.
    
    -a que abro la puerta y no tienes ni el cierre abajo- dijo ella.
    
    Y efectivamente al abrir la puerta, ni ella ni yo teníamos los cierres abiertos ni los pantalones abajo, -¿Viste? Pura paja chamo- me dijo; la verdad es que yo no había aguantado las ganas de orinar y en el diálogo con ella ya estaba orinando en el patio, juntos nos lavamos las manos en la batea, cada uno luego agarró su cerveza, nos vimos a los ojos y sin más, nos besamos; que divino fue, su piel caliente, sus labios carnosos, suaves pero fuertes, su destreza para besar rico, el alcohol que teníamos en el cerebro, todo influyó, duramos cómo tres o cuatro minutos besándonos y se separó y me dijo -ya, que me van a dar ganas y este no es el lugar-, nos fuimos al porche y seguimos rumbeando con los panas.
    
    En una de esas pusimos reagge, y bailé con mi amiga, luego con ella; en un momento en que su espalda no estaba ante la vista de nadie, y que de hecho ni nos veían, le agarré una nalga con una mano y la otra la metí entre el pantalón y la piel y le metí la mano entre las nalgas, ella sin negarse, me dijo - no lo hagas chamo, de pana, es que ya me dieron ganas y estamos claros que hoy no podemos hacer nada-, -y ¿Porque no?- le dije yo, -porque aquí está Pamela, los muchachos y además de aquí tengo que irme a la casa, mi niña está esperándome, otro día ¿SÍ? anda, no me calientes- y la dejé en paz por esa noche.
    
    Ella tuvo que irse a las 11 pm luego de que ya habíamos cenado hallacas, ...
«123»