1. Amiga ¿Quién lo diría?


    Fecha: 08/05/2024, Categorías: Hetero Autor: IvanSun, Fuente: CuentoRelatos

    ... vino más gente y la rumba se extendió hasta las 6 de la mañana.
    
    Amanecía domingo y a los demás no les importaba, claro, porque son todos civiles, yo no, yo recibía guardia a las 8 am en el bosque, al llegar allá, otros dos de los cinco compañeros que estábamos recibiendo guardia, venían como yo, de una rumba, menos mal que ese día no abría el parque del bosque, de manera que podíamos descansar tranquilos; yo dormí como hasta las 2 pm y como a las 5 empezó a escribirme Andreína:
    
    -hola Iván, ¿Cómo estás? ¿Cómo amaneció ese ratón?
    
    -hola, bien mi amor, si supieras que supe matar bien a ése ratón, al llegar al bosque me acosté y al despertar me tomé tres cervezas y listo.
    
    -¿Que? ¿Ustedes tienen cervezas ahí?
    
    -sí chica, pero son para éstos casos, no creas que bebemos caña de servicio.
    
    -epa ¿Y qué fue eso? ¿Lo de anoche?
    
    -epa sí, jajaja, que rico besas chama, que digo rico, divino ¿Quién lo diría?
    
    -claro que sí mi amor, tu también besas muy bien, yo me lo disfruté mucho.
    
    -¿Cuando se repite?
    
    -cuando tu quieras, pero que estemos tu y yo solitos.
    
    -¿Y si te digo que hoy mismo?
    
    -¿Tu no estás trabajando pues?
    
    -eso no importa, yo sé cómo podemos.
    
    -la verdad es que me dejaste alborotada chico, ¿Cómo hacemos?
    
    Y lo coordiné todo para que un taxista de confianza fuera a buscarla cerca de su casa y la trajo a las cabañas turísticas del bosque donde yo estaba.
    
    Al llegar dimos un paseo por el bosque como de 300 metros, y llegamos a la cabaña en ...
    ... cuestión, en realidad era una especie de ateneo, pero en el segundo piso había un techo transparente a dónde la llevé, puse una colchoneta ahí previamente y nos besamos largo rato bajo las estrellas, sin dejar de besar sus labios me quité el correaje con el arma, me zafé las botas, me saqué la guerrera, me solté el pantalón, -¿Te vas a quedar desnudo?- preguntó ella, -tú también, no te preocupes que aquí no vendrá nadie- le dije, y comencé a desnudarla a ella, que muy tiernamente se dejó hacer todo sin intervenir más que para colaborar, hasta que quedamos sin una prenda.
    
    Sus besos eran deliciosos, su boca carnosa inigualable, no quería dejar de besarla pero hay que hacer más, bajé por su cuello y al fin en la vida pude ver la verdadera dimensión de sus increíbles tetas, grandes y firmes, con los pezones marrones y bellos, me deleite con sus tetas que mordí y chupe a placer, y más viendo que a ella le gustaba demasiado; bajé entre sus piernas y yo me había imaginado otra cosa, la realidad fue mucho mejor exponencialmente que la expectativa, tenía la vulva bella, carnosa, ni grande ni pequeña, moradita y de un sabroso que cambiaría sus labios bucales por sus labios íntimos y hubiera durado horas chupándosela; me salió gritona la muchacha, gemía divinamente, la vulva se me movía sola al contacto con mi boca, sus labios íntimos estaban hinchados, se los chupé cada uno, acariciaba sus muslos y sus tetas las apreté mientras le chupaba el clítoris, me agarró un dedo y se lo chupó, lo ...