1. Día de verano


    Fecha: 20/10/2018, Categorías: Confesiones Autor: aidan, Fuente: CuentoRelatos

    ... Carlos se corriera y me inundara de semen. Temblaba imaginándome su leche sobre mi lengua.
    
    Pero Carlos tenía otros planes.
    
    - Todavía no, Alex. Levántate.
    
    Le obedecí, algo desilusionado.
    
    - Túmbate en la cama.
    
    Así lo hice. Carlos se arrodilló también en la cama, enfrente de mí y levantó mis piernas poniendo mi ano al descubierto.
    
    - Tienes un culo bonito, ¿sabes?
    
    Se humedeció un dedo con saliva y recorrió lentamente con él el perímetro de mi agujero. Me asusté un poco y lo contraje. Carlos lo notó.
    
    - ¿Algún hombre te la ha metido?
    
    Lo negué, algo avergonzado. Él sonrió y me habló con dulzura:
    
    - Bien, Alex, ésta va a ser tu primera vez. Voy a darte por el culo. A meterte mi polla por ahí, bien adentro. Te gustará. Pero has de estar tranquilo y relajado.
    
    Tomó una cajita de la mesilla de noche y se untó el dedo con crema. Volvió a pasar el dedo por mi ano, con suavidad pero con insistencia. Primero me sobresaltó el frescor de la crema. Luego me fui abandonando al gusto que me producían las caricias del dedo de Carlos. Cuando él vio que empezaba a ceder desplazó su dedo hacia el centro y presionó. El dedo se introdujo de golpe y yo sentí una sensación nueva y placentera. Mi polla volvió a endurecerse mientras Carlos seguía masajeando mi orificio anal. Unos instantes después extrajo el dedo y se lo limpió. Sentí que mi culo se abría solo, que deseaba ser follado. Le imploré:
    
    - Dame por el culo. Fóllame.
    
    Carlos me hizo poner a cuatro patas y ...
    ... me separó las nalgas con sus fuertes manos. Gocé de estar así, ofreciendo mi ano a un hombre como aquél. Aunque no lo veía, pronto sentí el roce de su capullo contra mi agujero. Empujó.
    
    - No te cierres. Tranquilízate y abre el culo.
    
    Enseguida noté que la presión se acentuaba. Carlos me sujetaba fuertemente por las caderas. De pronto sentí un impulso de dolor y noté que algo había entrado.
    
    - No te muevas.
    
    - ¿Ya está?
    
    - No, sólo es la punta.
    
    Y por primera vez, tomó con una mano mi polla que se había bajado con el susto y empezó a pajearme mientras su capullo iba introduciéndose cada vez más en mí. Pronto olvidé mis temores y me abandoné a un mundo de nuevas sensaciones.
    
    - ¿Ves? Ya la tienes toda dentro.
    
    No podía creerlo. Llevé la mano hacia atrás y lo comprobé. El vello púbico de Carlos me rozaba las nalgas. Me dio la vuelta y quedé tumbado boca arriba. Ahora podía ver la expresión de placer en el rostro de Carlos mientras seguía bombeando en mi trasero. Sentía cómo todo mi cuerpo se abría para recibirlo. Me concentré en sentir cómo la verga resbalaba rítmicamente por mi interior, entrando y saliendo con energía.
    
    De pronto oí un ruido. Un portazo y una voz alegre:
    
    - ¡Hola, Carlos! Soy yo.
    
    Me sobresalté y volví de golpe a la realidad. Carlos no se inmutó.
    
    - Es Pablo, mi compañero.
    
    Se abrió la puerta del dormitorio y entró Pablo. Era algo más joven que Carlos, con el pelo más largo y rubio tostado, ojos azules y barba. Llevaba unos shorts ...