1. Masajes de aficionado a un campeón de natación (parte 1)


    Fecha: 12/05/2024, Categorías: Gays Autor: Dayenorius1, Fuente: CuentoRelatos

    ... agradecido.
    
    Le dije que estaba a su disposición en lo que pudiese ayudarlo y que me parecía un gran nadador, como si supiese de qué se trataba. Sin dejar de sonreírme, fue de nuevo a mirarse en el espejo mientras se secaba por delante y por detrás, y yo absolutamente embobado lo seguía mirando. Así seguimos hasta que terminó de vestirse y pude volver en mí para retirarme de los vestidores y el club junto a él. Nos saludamos dándonos la mano y cada uno fue por su camino.
    
    Fui acomodando mis horarios de rehabilitación y ejercicios a los de su entrenamiento, hasta que un día llegó más tarde de lo habitual y el entrenador le echó una flor de bronca. Yo lo miraba desde el borde de la piscina, sobre todo porque Lautaro calzaba un slip color turquesa, muy clarito, que resaltaba aún más las formas que apenas ocultaba. Se arrojó al agua y nadó por el andarivel más próximo a mí, haciendo varios largos furiosamente.
    
    El entrenador se acercó a mí y me pidió si le podía dar una mano para cronometrar los tiempos de Lautaro porque él tenía un compromiso y debía retirarse, a lo que accedí con mucho gusto. Me dijo que no lo dejara abandonar la pileta hasta no superar una cierta marca y que me dejaba las llaves de los vestidores y la puerta del club, pues también el portero se había retirado ya.
    
    Cuando quedamos solos, salí de la pileta para secarme y cubrirme con la toalla para tapar mi erección y Lautaro se acercó a preguntarme adónde había ido el entrenador. Le conté todo y le ...
    ... dije que, si no le parecía mal, yo lo podría cronometrar, pero que él debía superar determinada marca para terminar el entrenamiento. No le gustó nada la situación, pero empezó a practicar con más furia aún.
    
    Yo le tomaba el tiempo yendo y viniendo por el costado de la pileta y le gritaba:
    
    -¡Dale, Lauti! ¡Dale que podés! ¡Vamos campeón! ¡Dale con todo que llegás!
    
    Y cosas por el estilo para alentarlo a superarse. Luego de varios intentos alcanzó la marca estipulada, pero no se lo dije y lo insté a que lo hiciera más rápido. En otros cuatro intentos, tres veces más la superó con mis gritos de aliento y su furia, y recién ahí le grité que lo había logrado.
    
    -¡Grande, campeón! ¡Vamos Lauti carajo!
    
    Lautaro parecía agotado cuando le dio un fuerte calambre volviendo hacia el extremo de la pileta donde yo estaba. Lo vi contorsionarse por el dolor y no vacilé en arrojarme para ayudarlo. Lo tomé de un brazo y le dije que se apoyara en mí porque no sabía cómo actuar, así que le tomé el otro brazo, lo colgué sobre mi espalda, como si lo llevara a babucha y le dije que aguantara hasta que hiciéramos pie.
    
    Sentir sus pectorales y su duro abdomen en mi espalda me provocaron un estremecimiento que casi nos hunde a los dos, pero me recompuse y me desplacé unos metros, más mal que bien, hasta que hice pie y me lo cargué a horcajadas detrás de mí. Fue peor, porque su bulto se pegó a mi culo ansioso y sentí como una descarga eléctrica.
    
    Demoré más de lo necesario para llegar hasta ...