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Un teléfono muy moderno
Fecha: 13/05/2024, Categorías: Intercambios Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Miguel y Margarita son una pareja joven que pasa las vacaciones en el mismo hotel que mi esposa Elvira y yo. Hemos coincidido varias veces al entrar o salir de la habitación, luego en el comedor y en la piscina. Nos hemos caído bien y empezamos a ir juntos a los sitios lo que hace que se rompa la rutina de nuestras respectivas parejas. Miguel lleva varios minutos enseñándome las cosas que puede hacer con su novedoso teléfono que incorpora una cámara de video espectacular. Tiene unas prestaciones iguales o mejores que una cámara profesional, me explica. Le escucho con no demasiado interés y me concentro en observar de reojo a su joven esposa. Margarita es una mujer muy bien parecida y se me antoja muy atractiva. Ella se entretiene atendiendo la conversación de mi mujer prestando mucha atención. Esta tan distraída que no se da cuenta de cómo la desnudo una y otra vez con la mirada, e imagino lo rica que debe estar. Viendo que estoy bastante disperso y que no le sigo demasiado la corriente, Miguel trata de captar mi atención con una buena jugada. Reproduce, de forma que solo lo veamos nosotros, un poco de lo que tiene grabado. Enseguida aparece la piscina tomada desde el balcón de su habitación. De forma sistemática mi vecino de habitación se ha entretenido en captar a las tías más buenas que han pasado delante de su objetivo. En algunos casos ha hecho unos zooms excepcionales sobre culos y tetas desnudas, que bien merecen un aplauso. También ha tenido la suerte ...
... de capturar con su cámara los cuerpos más hermosos del hotel, y ahora me los muestra con orgullo y regocijo. Puesto que a nadie le amarga un dulce, miro sus grabaciones ahora con algo más de interés. La sorpresa viene cuando en medio de tanta tía buena, también aparece su joven esposa semidesnuda y dormida sobre el lecho. La reconozco enseguida y lanzo un silbido de admiración. Él con falsa modestia, trata de evitar que la vea. Tras un leve forcejeo con el teléfono me deja disfrute con la grabación. Me explica que la hizo un día por la mañana al amanecer mientras ella dormía. La grabación no está muy clara por falta de luz. Después de haberla pasado adelante y atrás cuatro veces (hasta que me he aprendido de memoria las curvas de su mujer), con poco disimulada satisfacción por su parte, le digo que su cámara debe tener como la mía, una función especial para grabar con poca luz. Le busco los botones que hay que apretar en el menú. Para demostrarle lo bien que va, pongo la cámara con disimulo debajo del mantel de la mesa y me pongo a grabar lo que allí puede verse. No es nada más y nada menos que las entrepiernas de su mujer y la mía. Después de unos instantes de tensa espera, rebobino y le muestro mi captura. Las braguitas de las dos quedan muy bien enfocadas y disfrutamos viendo las intimidades de nuestras respectivas esposas. Miguel se queda maravillado tanto de las prestaciones de su nueva cámara como de lo fácil que ha resultado el robo de estas imágenes ...