1. El pozo del diablo


    Fecha: 16/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Aslam56, Fuente: CuentoRelatos

    ... mueca de burla hubo en todos. Ruth, preguntó
    
    - ¿De qué hablas mamá? Lo del pozo es un invento. Años aguanté tu falsa historia. Ya basta.
    
    Helene, arrebatando la palabra a Carmen, mencionó.
    
    - Ruth, tu madre no miente. Ella dice la verdad. Es tiempo que escuchen algo que Carmen y yo, siempre ocultamos.
    
    La abuela de Lucia, llevando las manos a la boca comenzó a llorar.
    
    Y continuó Helene
    
    - Saben, hace 55 años, las reglas de la sociedad y religión, imponían a las mujeres estrictas prohibiciones morales. Todas tenían que ser recatadas salvo que fueran libertinas o pecadoras.
    
    Aún con las mil lisonjas que sonaron constantemente en nuestros oídos, mi comadre y yo, que éramos muy jóvenes para ese entonces. Sin rebasar los dieciocho años, cada una, tuvimos las inquietudes del despertar sexual. No sé cómo explicarlo pero estábamos habidas de conocer todo aquello de la intimidad que nuestros padres nunca explicaron.
    
    Un día, al río Carmen y yo, fuimos a lavar ropa. Cuando apuradas estábamos tallando las prendas unos gemidos, se escucharon entre los ahuehuetes. Suspendimos la labor. Ambas en silencio fuimos a verificar qué ocurría. Escondidas en los árboles, a distancia prudente, pudimos ver a una pareja haciendo el amor.
    
    El tipo era alto. Su cuerpo desnudo dibujaba sus músculos de tentación. Era fácil enamorarse de ese rostro varonil. La mujer que le acompañaba era escultural. Su cabello negro azabache, le llegaba a la cadera. Su blanca piel, se veía muy tersa. ...
    ... Eran el dúo de belleza perfecta.
    
    Mudas les observamos. Verlo besar los senos grandes de la joven era un deleite. Ella transmitía energía al atrapar con fuerza, el duro trasero y espalda de ese apolíneo varón.
    
    Con ojos desorbitados no dábamos crédito al descomunal pene que hipnotizaba por la vigorosa forma de entrar y salir en la vagina de la maja. Gemía ella. Nos afigurábamos el canto de una sirena, invitando a la perdición.
    
    En un instante, Carmen y yo, petrificadas quedamos cuando esos bellos ejemplares humanos, voltearon a vernos. Desde un principio supieron de nuestra presencia y por eso aceptaron tenernos como espectadoras. Mi comadre y yo, sentimos temor. Echamos a correr.
    
    Durante dos meses, noche con noche, soñé a esa pareja, invitando a unirme. Mis pecados de carne fueron enormes porque sin condición aceptaba. Cuando ya desnuda ellos desparecían. Al despertar, mis ganas eróticas me desbordaban. Tenía que bañarme con agua fría para apagar mi calor. Pensé que la única enferma pecadora era yo pero lo mismo ocurría con Carmen.
    
    Las necesidades de los hogares nos obligaron de nueva cuenta ir a lavar ropa al río. Deseábamos verlos. Nerviosas tallábamos en las piedras. Cualquier ruido, nos hacía ir a espiar entre los ahuehuetes. No los encontramos.
    
    De regreso a nuestras casas, entre las milpas, los vimos. El deseo impuro, nos impulsó a dejar las cestas llenas de ropa a orilla del camino y meternos en los maizales. Junto a un pozo que nunca habíamos visto, ahí ...
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