1. El pozo del diablo


    Fecha: 16/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Aslam56, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaban, parecían esperarnos.
    
    Nos tiramos en medio de los surcos. Les espiábamos. La mujer no se estuvo a medias tasas. Desgarró la camisa de su hombre. Le acarició con las mejillas el velludo pecho de acero para luego enroscar las lenguas haciendo sus besos más intensos.
    
    Presumiendo gran fuerza, el hombre, sin esfuerzo sentó a la mujer en el brocal. Impactadas quedamos al ver, qué al separar las piernas, no traía calzón. Hincado le deslizó suavemente la lengua en la vagina. Las manos de ella, lo sujetaron del cabello, jalándolo más a su entre pierna. Cuando éste le dio succión al clítoris, provocó que ésta en un fuerte respirar arqueara la espalda.
    
    Ni respirábamos. No queríamos interrumpir la escena. En eso, el individuo, dijo
    
    - Ambas vengan.
    
    Descubiertas por segunda vez, nos levantamos. Sacudimos el polvo de nuestras prendas. Temblorosas fuimos a ellos que con lascivia nos miraban. Una vez llegadas, sin esperar explicación o permiso, sentí los labios húmedos del buen mozo estamparse en los míos. Ese primer beso en mi vida me creo adicción.
    
    Luego se dirigió a Carmen. Ella un minuto dudó pero la mujer, le tomó de la mano, la acercó al hombre. Mi comadre alejó su resistencia. Cerró sus ojos por el ensueño de entrar a un paraíso que a la postre resultó el averno.
    
    En poco tiempo ya éramos parte del juego. Sin fuerza de voluntad permitimos a la bella, desnudar nuestros torsos. El hermoso varón cogió como presas voluntarias nuestros juveniles senos. Con ...
    ... toque cálido y gentil, amasó con precisión provocando a los pezones a su máximo levantarse.
    
    La respiración se nos agitó. Si un tercero nos hubiese descubierto escándalo hubiera sido en todo el pueblo. De libertinas y bajas nos hubiesen calificado. Sin embargo, no sentíamos pena ni vergüenza por nuestra conducta.
    
    De repente, nos horrorizamos cuando la pareja, se lanzó al fondo del pozo. Asustadas echamos vista. Era profundo y oscuro. No había voces de auxilio. Sólo leves risas y gemidos de placer. Preferimos no investigar más. Regresamos a recoger las ropas.
    
    Me vinieron once meses de sueños más atrevidos. El recato desapareció. En esas visiones las tres en fornicación estábamos a su disposición. Despertaba sudando. El agua fría ya no apagaba mi calor. El cuerpo me exigía saborear el enorme y aterciopelado pene de ese ser extraño.
    
    Por las noches mis manos no pararon de acariciarme. Una y mil veces me penetré con los dedos pero no me era suficiente pues deseaba con todas mis ganas el cuerpo estético de ese, que en el pozo, se lanzó.
    
    Una noche escuché llamados que salían de las milpas. Me asomé por la ventana. Era el hombre quien me llamaba. Tomé mi bata, lo seguí. Al lugar donde llegué encontré a mi comadre.
    
    Ambas notamos que el pozo no estaba en dónde por primera vez lo vimos. No dijimos nada. La emoción hizo a nuestros corazones palpitar sonoramente. De suyas por fin ya éramos. Las ropas al suelo cayeron. El clima nos fue bueno. Sus besos recorrieron los dos ...
«1234...11»