1. El pozo del diablo


    Fecha: 16/05/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Aslam56, Fuente: CuentoRelatos

    ... desaparecía. Mis celos me hicieron concebir que era un amante quien la distraía. Tenía que ahuyentárselo. La espié.
    
    Cuando por primera vez la vi lanzarse al interior del pozo tuve miedo de perderla. Fui a casa para conseguir sogas y tratar de rescatarla. Tardé pero ya de regreso caminaba en mi dirección.
    
    No había rasguños. Amorosamente la abracé. El olor de su piel era a hierba húmeda pero podrida. No di importancia.
    
    Su conducta extraña me hizo ser más vigilante. No entendiendo los sucesos en cierta ocasión me hice acompañar de un viejo sacerdote. La seguimos hasta el pozo.
    
    El cura y yo casi morimos del susto. Salió del hoyo un hombre. Caídos al piso con saña nos pateó. Estando bañados en sangre se transformó en demonio. Nos dijo
    
    – ¡Largo de aquí! Son mis dominios y nadie es bienvenido si no es a invitación mía ¡Fuera!
    
    Al sentir sus ardientes escupitajos en la cara, corriendo huimos. El escape terminó a mitad del camino real, ahí aunque molidos recuperamos el aliento. El sacerdote me dijo
    
    – ¡Santo Dios, si existe el diablo! Para derrotar a la bestia ocupamos saber primero su nombre. Voy a solicitar al arzobispado traer curas exorcistas.
    
    En eso, el sacerdote se llevó sus manos al pecho. Al piso cayó sin vida. Había entrado en un paro cardiaco fulminante. Fui a casa por unas mulas. A lomo lo llevé a la parroquia. Quedé solo en mi guerra contra ese maligno.
    
    En mi poco entendimiento fui a consultar brujos. Siempre me quedó duda ¿Del porqué ...
    ... necesitábamos saber del nombre? Fue un nigromante, el que me dijo
    
    – Si obtienes el nombre de ese ser del mal, es porque lo has debilitado o sorprendido en torpeza. Obtendrás poder sobre él. Atóntalo primero. Quema incienso de copal y en las mismas llamas arroja el hígado y el corazón del pez que ahora pongo en tus manos.
    
    Era un pez que nunca en mi vida había visto y continuó diciendo.
    
    - En su ansiedad por no ahogarse te dará su nombre. Debes ser veloz o la vida te costará –
    
    Con la información obtenida me di valor y salí al combate. Antes de eso bañé en agua bendita mis armas. Me encomendé a la Virgen de Guadalupe. Le pedí me cubriera con su manto protector. Como en las otras veces seguí a Albertina. Cerca del hoyo que conduce al averno prendí un anafre.
    
    En las bolsas de mi chamarra traía el copal, el hígado y corazón del pez. En la boca del pozo grité conjuros religiosos. No tardó en salir el maligno. Lo rete a un duelo. Se reía de mí. Le dije
    
    – ¡Si no me temes dame tu nombre!
    
    Contestó altaneramente – Pobre mortal ¿Te crees merecedor de tan inmenso tesoro? ¿Acaso eres el Rey Salomón? Eres un idiota. Lárgate o te pesará
    
    Le grité
    
    - ¡Libera a mi hija!
    
    A carcajada me dijo
    
    – Ella está por propia voluntad ¿Ves que eres estúpido? Me entrega su cuerpo de forma libre. Ah, sí vieras como es obediente y buena amante – Guiñando un ojo agregó – Es mi mejor puta
    
    Sus palabras me descontrolaron y olvide arrojar los ingredientes al fuego. Enfurecido le vacié todas las ...
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