1. Patricia, el culo que no me quise coger


    Fecha: 25/05/2024, Categorías: No Consentido Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... sueño o quizá mi inconsciente quería retenerlo, así como negándome a la realidad. De repente sentí una humedad en mi pene y sentía el calor de unos labios atrapando mi glande y de una manera delicada sentía como alguien me estaba dando una felación. Sentí que me despertaba y miré la cabeza de Patricia entre mis piernas quien creo solo había hecho las mangas de mi pantalón corto y mi bóxer de un lado y me la estaba mamando. No sé cuánto tiempo había pasado, pero de una manera muy retardada sentí que mis testículos se fruncían y sentí como me corrí en la boca de Patricia quien tuvo que haberse tragado mi corrida. No reaccioné mucho y aquellos espasmos que pasaron por diferentes partes de mi cuerpo me relajaron todavía a un más que creo volví a quedarme dormido. No sé qué más me hizo Patricia, pero aquella sensación de humedad y ese calor de su boca en mi pene se sentía tan relajante que sentía esa sensación rica no pasaba. Tuve que haberme quedado dormido, pues cuando volví a reaccionar eran las 12 del mediodía. Me levanté como quien vive una resaca.
    
    Patricia me sugirió que me diera un baño antes de partir hacia mi casa y que me prepararía algo de comer. Acepté pues pensé que un baño con agua fría me haría despertar bien. Entré al baño donde encontré las bragas de Patricia colgadas en las puertas corredizas de la tina y estas desprendían un olor a feromonas que me incitaron a extenderlas y observarlas y por instinto me las llevé hacia la nariz. Se sentían un poco húmedas y ...
    ... parecía que las había dejado ahí adrede para que yo fantaseara con ella. Fue en ese momento que recordé haberla visto mamándome la verga, pero era tan confuso que no sabía si era un simple sueño o sí había sido realidad. Me bañé y me vestí, me vio salir y me dio un café.
    
    Nunca había sido muy cercano con Patricia pues a ella al tiempo la veía, nosotros estábamos más acostumbrados a la presencia de Marcelino, pues era un hombre muy servicial con todo el mundo, pero en ese momento del desayuno descaradamente esta chica me estaba provocando. Llevaba esa bata que le llegaba unos centímetros por sobre la rodilla, me dejaba ver sus pechos redondos cuando se agachaba o hacía ciertos movimientos y la verdad que su carita linda y su cuerpo muy sensual a cualquiera hubiese atrapado, pero siempre pensaba en Marcelino. Hizo varios movimientos esperando mi reacción, pero yo solo quería salir de ese lugar lo más pronto posible. Marcelino no era un gran amigo, pero con la amistad que siempre nos mostró sabía que no se merecía eso. Ella al ver que no me le acercaba o hacía el intento que ella esperaba me cuestionó directamente:
    
    -¿A poco no te gusto o no te gustan las mujeres? -un pecho lo tenía desnudo y la bata abierta y supe no llevaba bragas.
    
    -Me gustan las mujeres y créeme que, si no estuviera tu hijo ahí, en este momento te estuviera follando esa panocha.
    
    -¡Vámonos para el cuarto! –me dijo.
    
    -¿En la cama donde coges con tu marido? Tampoco. –le dije.
    
    Ella al ver que me ...