1. Patricia, el culo que no me quise coger


    Fecha: 25/05/2024, Categorías: No Consentido Autor: Tonyzena67, Fuente: CuentoRelatos

    ... levanté de la silla me tomó de la cintura con mucha confianza y me dijo: -Déjame que te mame la verga otra vez… creo que te va a gustar mucho más ahora que estás bien despierto. -Entonces supe que no había sido un sueño, que en verdad la vi como me chupaba la verga y aquella corrida difusa y de efectos retardados había sido una realidad. La vi seriamente a sus ojos y me quiso poner una mano en mis hombros y me fui con el vibrar ronco de mi moto. Tuve ese debate interno y no sabía si contárselo a Marcelino, pero opté por olvidarlo y no crear o en envolverme en algún problema. Obviamente nunca más me acerqué a ese apartamento, aunque Marcelino me invitara e incluso Patricia al principio me llamaba para tener un encuentro.
    
    Con el tiempo supe que ellos se habían separado y también supe que ese hijo no era de Marcelino, pues el mismo Marcelino me lo decía tiempo después cuando nos echábamos unos tragos. Él lo sabía, pues la conoció ya embarazada en su primer trimestre y en forma de ayuda se había quedado con él viviendo en ese apartamento. Luego con los tragos vino la pregunta que nunca pensé me haría:
    
    -Tú te cogiste a Patricia también ¿verdad?
    
    -¿Qué te hace pensar en eso?
    
    -No lo pienso… ¡Patricia me lo dijo! Tony… no te lo voy a tomar ...
    ... en mal… sabía lo que era Patricia.
    
    -Te dijo una mentira entonces… nunca tuve que ver de mi parte con Patricia, pero te voy a ser honesto y creo que esto es lo que pasó. – Y le conté de esa experiencia, la cual creía era algo así como un sueño difuso.
    
    -¡Te creo… mira que cabrona la puta esa! -terminó diciendo.
    
    Aquella noche me contaba que la había encontrado cogiendo con alguien más en su propia cama mientras el niño miraba a solas la televisión. Siempre tuvo sus dudas de ella, pues como dije, Patricia se vestía muy provocativa todo el tiempo y la verdad tenía buen cuerpo y una carita angelical. Una mañana salió como siempre hacia el trabajo y regresó por sorpresa en una hora solo para encontrarla cogiendo con otro. Para suerte de Marcelino, nunca reconoció al hijo de esta como suyo y su contrato de renta expiraba por esos días. Terminó siendo la puta que Marcelino decía que era, pues un buen día me la encontré en uno de esos lugares de bailarinas desnudas. Ahí pude comprobar el buen culo que tenía, las tetas bien proporcionadas que un día imaginé, y la panochita depilada que un día desprecié. Me acerqué a la tarima y creo que me reconoció y le he dejado un billete de a dólar colgado en las bragas que llevaba puestas.
    
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