Viaje a Antalya (Turquía)
Fecha: 03/08/2017,
Categorías:
Gays
Autor: elalcalde, Fuente: SexoSinTabues
Hay algo que me gusta de estar sin trabajo: la libertad que tienes para hacer cosas cuando quieres. Por ejemplo, viajar. Al estar sin trabajo y con Jesús jubilado, nos hemos podido ir a Turquía del 28 de noviembre al 5 de diciembre. Antalya. Salimos el martes por la tarde, a las cinco. Como tenemos que estar antes, comemos en el aeropuerto. En el aeropuerto de Antalya nos espera un autocar que nos lleva hasta el hotel, que se encuentra en una de las playas. Llegamos al aeropuerto a las 10 de la noche y tardamos como media hora en llegar al hotel. Pero allí son dos horas más que en Madrid, así que el reloj de recepción marca las doce y media de la noche. El hotel parece bastante nuevo y las habitaciones son espaciosas y con dos camas unidas muy amplias. Hace una temperatura muy agradable, sin calor ni frío, que nos permite ir con un simple jersey. Tenemos varias excursiones programadas, por lo que solamente tenemos libres el viernes y el sábado. El jueves, después de la cena (que la realizan pronto, sobre las ocho y media), paseamos por el hotel. Me gusta el hamman, todo enlosado de cerámica a cuadros azules y blancos alrededor de una especie de pileta o piscina en el centro. Nos dejan pasar porque no hay clientes, pero al rato un muchacho de unos veinte años, que solo lleva una toalla alrededor de la cintura, nos pide que nos vayamos porque tiene que dar un masaje. Nos cruzamos con la mujer que llega al masaje, una alemana alta y de no menos de cincuenta años, envuelta en ...
... un albornoz blanco y con una toalla en la cabeza tapando su pelo. Aproximadamente hora y media después la vemos salir del hamman, el pelo rubio suelto y mojado y el albornoz. Detrás de ella, el muchacho, que nos sonríe. Sigue con la toalla alrededor de la cintura y me parece ver, según pasa por delante de nosotros, que no lleva nada debajo. Mi mente calenturienta se pone en marcha y me excito inventando lo que ha pasado en el hamman. Le digo a Jesús que me gustaría que nos dieran un masaje. Antes de subir a la habitación, le veo hablando con la persona de recepción. Me dice que ha contratado un masaje para el viernes. Las excursiones del miércoles y del jueves han sido cansadas y el viernes nos levantamos tarde. El masaje lo tenemos por la tarde noche, así que nos dedicamos a nadar en la piscina y a andar por la playa. El hotel está bastante lleno. Cuando subimos a la habitación después de comer, nos encontramos un papel encima de la cama: es un aviso del hamman recordándonos la hora del masaje y con instrucciones: hay que ir con el albornoz y un bañador no muy amplio. Como siempre, mi albornoz apenas me llega para envolverme. Cuando bajamos al hamman, nos están esperando dos muchachos. Uno es el del otro día. Ambos llevan una toalla a la cintura. Pasamos y cierran la puerta. Hay un ambiente de mucha humedad y hace calor. Nos ayudan a quitarnos el albornoz y lo cuelgan en unos clavos en la pared. Uno de los muchachos le indica a Jesús con la mano el irse con él hacia el otro ...