Mi primera experiencia en sexo en grupo
Fecha: 01/06/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... princesita -contestó Saúl.
El comentario me hizo sentirme mal, sucia, pero no dije nada. Después de que Don se corriese se tomaron un breve descanso. Me dieron más ron. Yo ya estaba bastante borracha, pero plenamente consciente de todo lo que pasaba.
-Tiene buen culo la perrita -decía Saúl.
-Habrá que darle bien por ese culo -decía Don.
Pero lo siguiente que hicieron fue pedirme que se las chupara. Ellos estaban sentados en un sofá y estaban fumando marihuana. Me dieron a probar varias caladas (nunca había consumido marihuana) y luego me puse de rodillas a cumplir lo que me habían pedido. Se la empecé a chupar a René, pero rápidamente me agarró de la cabeza y comenzó a moverla bruscamente arriba y abajo, entre las risas y los ánimos de sus compañeros. Aquello me provocaba arcadas, pero trataba de reprimirlas. Se la chupé luego a Saúl por tres o cuatro minutos y después a Don, más o menos el mismo tiempo. Luego comenzaron a follarme por el culo. No era la primera vez que tenía sexo anal, pero tenía bastante poca práctica en ese sentido. Esta vez fue Don el primero. Me folló por el culo mientras sus compañeros le animaban a que me diera más duro. Don me azotaba las nalgas, por supuesto. Pero el que más estaba obsesionado por azotar nalgas era Saúl. Cuando le tocó el ...
... turno de encularme no paró en ningún momento de azotarme las nalgas. Don se corrió en mi cara y Saúl lo hizo en mi culo. René también folló mi culo, por supuesto.
Lo que hizo que me sintiese aún más sucia, aún más usada, fue que hicieran llamar al segurata que me había traído. Cuando entró en el camerino me vio desnuda, completamente sucia.
-Mira, Dani, ¿qué te parece la zorrita? -preguntó René.
-Nosotros ya hemos terminado con ella, ¿la quieres probar? -preguntó Don.
-Es un putón, garantizado -aseguró Saúl.
Me ofrecían a él como si yo no tuviese opinión al respecto. El caso es que era tan fuerte mi deseo de no defraudarlos que no me opuse cuando el segurata, ese tal Dani, aceptó. Se sacó la polla por la bragueta, me separó las nalgas con sus enormes manos y de un empujón me metió la polla por el coño. Era un tipo gordo al que, la verdad, jamás le habría dejado ni tocarme en otras circunstancias, pero allí estaba yo, en cuatro, y allí estaba él, embistiéndome por detrás con sus manos en mis nalgas. Me folló apenas tres minutos antes de correrse, mientras los otros se volvían a liar unos porros de marihuana.
Al acabar, me dieron las gracias y me regalaron unos discos firmados. Lo cierto es que no volví a escuchar su música ni acudir a sus conciertos nunca más.