1. Las tetas de mi hermana Sonia


    Fecha: 21/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... arte de magia. Le metí dos dedos, tres dedos, entrando y saliendo, mientras mordía sus rodillas, la cara interior de sus muslos, hasta que empecé a lamer sus labios vaginales sin sacar los dedos de su interior. El gusto me fascinó, saque los dedos y comencé a meter la lengua más profundamente en su cueva. Encontré su clítoris (para ese entonces no sabía ni como se llamada) y, al lamerlo, escuche la explosión de Sonia. -Aaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh……………. ¡¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!! Sonia había tenido su primer orgasmo y yo lo estaba sintiendo al notar la intensa humedad de su cuevita, por lo que intuí que algo bien había hecho. Redoble mis lametones sobre su clítoris, al tiempo que volví a meter tres dedos en su ya dilatada vagina. Sonia explotó en cinco orgasmos encadenados de inmediato. Yo no daba más. Así como estaba, levante mi torso, por lo que sus piernas, apoyadas sobre mis hombros, acompañaron mi movimiento. Cuando me incorporé sobre su cuerpo, quedo totalmente expuesta, con sus talones en mis hombros y mi pija dura, jugosa, a pocos centímetros de su conchita. No la mire, no pregunte, no pensé. La penetré, apoyando la cabeza en la entrada de su vagina y presionando con fuerza. La dilatación era completa, mi ancha cabezota pasó apretadamente la entrada, y apreté mucho más para intentar terminar de enterrarla, pero me detuvo su himen. Hasta ese momento yo realmente no había creído que era virgen, porque le conocí varios noviecitos, pero ahí estaba ...
    ... la prueba, y yo solo quería romper esa prueba. Sonia gemía más alto cada vez, pero cuando llegue a la mitad, tuve que detenerme, porque me estaba costando mucho, y mi hermana acusaba dolor. Me retiré un poco, y bombee de nuevo, rasgando su telita virginal para siempre. Otra retirada, y un duro ataque posterior. En pocas sacudidas, tenía mis 15 centímetros adentro, pero ya para ese entonces me veía venir y aceleré los movimientos. No tenía idea si ella tomaba pastillas o no, pero no era el momento de considerarlo. Me derramé entero en su interior, mientras sentía los mordiscones de ella en mi hombro. Era mi sueño, era como en mis sueños húmedos, y yo sencillamente lo estaba viviendo. No se me bajo ni un centímetro la pija, casi de inmediato empecé a bombear de nuevo, y ella a gemir fuerte, fuerte. Para ese momento rodeaba mi cuello con sus brazos y me besaba desesperadamente. Yo tenía mis manos en su culo y la penetraba con autoridad, con fuerza, ahora sintiéndome mucho mas seguro de no acabar rápido, con el pene duro como piedra… Quise cambiar de posición, y tenerla arriba. Rodamos, y ella, ahora como una amazona sobre mi, se corrió el pelo de la cara y pude ver su rostro… sonreía, tenia los ojos semiabiertos como quien despierta de un largo sueño, el sudor bañándole las mejillas y la frente, sus dientes blancos y, más abajo, esas dos piezas de arte, esos pechos enormes, duros, gigantescos, invitando al manoseo. Cuando empezó el sube y baja me prendí de sus tetas como quien se ...