Carla: con Richard, albañil y dos voluntarios
Fecha: 04/06/2024,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Dessert3, Fuente: CuentoRelatos
Esta vez corresponde relatarles algo ocurrido el pasado feriado del 25 de agosto, bien reciente; mientras aguardamos hacer la despedida a uno de los embajadores amigos que es trasladado a prestar servicios en otro país, y a la espera de que el tío de Carla pueda venir por tercera vez, ya ha estado con nosotros dos veces, ocurrió que Carla se sintió “con ganas de manos ásperas”.
Esa expresión, que usamos mucho entre nosotros dos, lleva a hacer algo con algún conocido o desconocido, justamente de manos ásperas… puede ser, y suele ser, algún albañil, otras veces han sido pisteros de estación de servicio, electricista y un carnicero.
Pero han sudo, de a uno o dos, los albañiles los preferidos. Uno de ellos, Richard, o “el Richard” como lo suelen llamar sus compañeros, ha estado con nosotros dos veces, una de ellas en una obra, delante de varios de sus compañeros, y otra vez, en un apartamento, acompañado, justamente de un carnicero que vivía en la misma pensión que Richard.
Para los que no conocen el término “pensión”, son casas, en general antiguas y grandes, con varios dormitorios y uno o dos baños compartidos, donde suelen vivir hombres solos, o a veces, parejas, pero en general no hombres solos y parejas en la misma pensión.
Richard, vive en una de ellas en el Barrio Sur de Montevideo, allí también vivía el carnicero amigo, que se mudó a otra, y ya los habíamos do a buscar allí, con el consiguiente revuelo de algunos otros inquilinos, que preguntaron quien era ...
... esa señora tan fina que había ido a buscarlos en SUV (aclaro, SUV alquilado, por razones de privacidad).
Hablé con Richard, para ver si estaría disponible, y, encantado (es un semi enamorado de Carla, impresionado porque una señora tan fina como Carla, delicada elija a veces salir con él), aceptó de inmediato.
Arreglé una escapada en día feriado, convinimos para las 16 y para no perder tiempo quedamos de hacerlo en la pensión, aprovechando que ese día feriado, el dueño no va y que varios inquilinos viajaban a sus lugares de origen.
Planificamos todo con Carla, incluso lucir para impresionarlo mas, algún cambio de outfit, y llevar sábanas nuevas, nunca confiar en las de la pensión ja ja. Por precaución, también alcohol gel y forros, aunque Richard está autorizado “sin” pues yo periódicamente le pago sus análisis para que siempre esté a la orden aunque no nos veamos.
Además Carla ésta vez puso énfasis en que los análisis estuvieran al día pues Richard me comentó, cuando comenzamos a planificar todo, que hace mes y medio no va a su pueblo y no ve a su mujer, con la acumulación láctea de imaginarse.
Cuando ya llegábamos, nuevamente en vehículo alquilado, a la pensión, llamada de Richard que había salido y demoraría unos 40 o 45 minutos. Cero drama, le dijimos que lo esperábamos enfrente o adentro, si nos dejaban entrar.
Llegamos y dos inquilinos parados a la entrada, tomando mate. Estacioné y bajamos a preguntar si Richard había llegado, sabiendo de antemano que ...