1. Infiel con un primo mío


    Fecha: 04/06/2024, Categorías: Incesto Autor: AlonsoLima, Fuente: CuentoRelatos

    ... pasando muy mal. Me sentí algo frustrada y sin saber qué hacer. Cogí su mano, la puse sobre mi mejilla y le dije “Rolando, tú eres especial para mí”.
    
    Acarició mi mejilla con una ternura que es difícil de describir. Jamás había sentido ese respeto y ternura al mismo tiempo. Me sentí una adolescente en su primer beso. Me acerqué a él y lo besé. Fui correspondida. Le mentí y le pregunté porque nunca me había dicho nada, que yo sabía que le gustaba y él a mí. Que siempre esperé me dijera algo, pero que me cansé de esperar y seguí mi camino.
    
    Seguía sin poder responder coherentemente. Seguimos besándonos. Cada vez más apasionadamente. Supe que, si no daba el primer paso, él nunca lo daría. Le dije directamente “quiero ser tu mujer”. El me miró y me dijo “estás segura”. Le respondí que sí.
    
    Terminamos la cerveza. Salimos cogidos de la mano. Caminamos por el barrio y en el primer hotel que vimos, entramos. Al entrar a la habitación me desnudé y él me dijo “acuéstate mi amor”. Fue la primera vez que usó esa palabra y parecía dicha con toda la ternura del mundo.
    
    Me acosté. Cerré los ...
    ... ojos y dejé que él me besara. Me beso todo el cuerpo, subía y bajaba, besándome toda. Tras varios minutos sentí que separaba mis piernas. De pronto su lengua exploraba y disfrutaba mi entrepierna. En ese momento cumplía mi fantasía se ser de otro primo. Llegué con su lengua en mi coño. Eso lo excitó. En ese momento abrí los ojos y lo vi desnudo.
    
    Volví a cerrar los ojos. Levantó mis piernas, las abrazó con sus brazos y las llevo hacia mi pecho. Se arrodilló frente a mí. Levantó mis nalgas y me penetró. Hasta ese momento no le había visto su pene y sin haberlo visto supe que era grande y grueso. Sentí como entraba en mí y sentí el placer que sólo un pene grande puede dar.
    
    Estuvimos unos minutos en esa posición. Casi sin hablar y la sacó. Con sus manos, muy fuertes, me dio vuelta. Entendí lo que él quería y me puse como perrita. Él siguió de rodillas y me hizo suya en esa posición. Tuve un nuevo orgasmo. Él se acostó y yo me puse a cabalgar sobre él. Casi todo el tiempo estaba yo con los ojos cerrados, pero cuando los abrí, sentí que me miraba, me dijo “te amo Marta”.
    
    Llegó y llegué. 
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