1. Mi aventura en Punta del Este


    Fecha: 05/06/2024, Categorías: Infidelidad Autor: ericaCL, Fuente: CuentoRelatos

    La empresa donde trabajo cumplió 40 años de existencia, con tal motivo el Directorio decidió tener una atención con los empleados organizando un viaje a Punta del Este. Ya había pasado la temporada ideal (diciembre-enero-febrero) para visitar ese balneario pero un paseo gratis por Punta del Este en toda época del año es bienvenido. Las autoridades de la empresa nos asignaron un autobús, salimos un viernes después del horario de trabajo y regresamos el domingo de noche.
    
    “Tú vas en el auto, pagas tu estadía en el hotel y así pasamos juntos en Punta del Este. Rebeca y Ema ya acordaron con sus maridos para hacer eso.” le propuse a mi esposo.
    
    “La idea me encanta, pero vos sabés que nos agarra en un mal momento financiero. He tenido mucho gasto con la enfermedad de mamá. Dudo que este mes el dinero nos alcance para llegar a fin de mes, es más, dudo que podamos llegar al 25 de este mes con plata.” respondió mi esposo.
    
    Era razonable: habíamos tenido muchos gastos. El pago del colegio de Esteban, nuestro hijo, también era una carga pesada para nuestro presupuesto.
    
    “Entre el combustible de ida y vuelta Montevideo-Punta del Este, más el hotel se nos va mucho dinero. Andá vos, disfrutá, es gratis, en 4 o 5 meses nos recuperamos de los gastos que hemos tenido y hacemos un paseíto a donde vos quieras.” agregó mi esposo.
    
    Totalmente comprensible. El camino no fue aburrido, bebimos, charlamos, comimos tartas y empanadas que habíamos preparado. Dado que habíamos trabajado todo ...
    ... el día, y el ómnibus salió desde la empresa, estábamos un poco cansados y algunos se durmieron. Nos habían reservado un hotel donde comienza Gorlero. Quedaba más o menos equidistante de la Playa Mansa y de la Brava. Nos asignaron habitaciones con dos camas separadas (dos mujeres en unas, dos hombres en otras). Una vez que pusimos nuestros equipajes en las habitaciones correspondientes la mayoría propuso irnos al llamado Muelle de Mailhos, donde empieza la Mansa. Aunque a mí no me entusiasmaba mucho la idea accedí y nos fuimos a la playa.
    
    Pasamos bien, se formaron pequeños grupos, charlamos, algunos caminaron hacia un lado otros en sentido contrario. Yo me uní a un grupito junto a unas rocas. En el grupo estaba el conductor del autobús, quien con el paso de los minutos se acercaba más a mí. Este es un chico joven, Manuel, me contó que no hace mucho que trabaja en la compañía de ómnibus.
    
    “¿Les molesta que esté con ustedes?” preguntó.
    
    “De ninguna manera. No somos elitistas. Tranquilo. Haz de cuenta que eres compañeros de trabajo, como nosotros.” le respondimos.
    
    Teníamos una conservadora con hielo y por supuesto: con latas cerveza. Alguien también había traído dos botellas de mojito. Y charlando, bebiendo, algunos, como Manuel se pusieron un poco borrachos y en el caso de este chico a prestarme atención. Cuando yo estaba por irme al hotel, él se ofreció a dar un paseo por la costa.
    
    “Ya es muy tarde y está bastante oscuro.” fue mi respuesta.
    
    “Acá no está oscuro, ...
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