1. Mi aventura en Punta del Este


    Fecha: 05/06/2024, Categorías: Infidelidad Autor: ericaCL, Fuente: CuentoRelatos

    ... los focos de la rambla iluminan incluso parte del agua, por otra parte en Punta del Este nunca es tarde.” dijo. “En dos días volveremos a casa, hay que aprovechar, mojarse los pies en la orilla, caminar de noche junto al mar.”
    
    Yo agarre mis cosas con la intención de ir al hotel.
    
    “Mira, puedes ver que hay mucha gente caminando por allí, escuchando el sonido de las olas y respirando el aire del mar. Es un milagro que en esta época del año la noche esté tan disfrutable.” Insistió Manuel.
    
    Después de pensarlo, acepté. Realmente había mucha gente junto al mar, algunos caminando entre las rocas, otros se sacaron el calzado para que el agua les moje los pies. Nosotros también nos quitamos los zapatos y caminamos por la orilla playa hasta una roca que parecía un enorme erizo.
    
    Estábamos un poco lejos de los demás. Me parece, no estoy segura, que estábamos a la altura de la calle 28 – Los meros. Las olas rodaban apaciblemente hacia la orilla, y al golpear la pierna mojaba el borde del vestido, el cual para evitar que se mojara demasiado cuando venía una ola lo levantaba por encima de las rodillas. Pasamos detrás de una roca, se me acercó y me preguntó
    
    “¿No tienes frío?” Y me abrazó.
    
    Me sorprendió mucho, pasó su mano por mi hombro e incluso me atrajo hacia él. Giré la cabeza para mirarlo en silencio, pero él miró hacia el mar. Pensé: Cuando yo me casé, este chico probablemente aún no había nacido; y aquí, ahora: «¿tienes frío?» y abrazándome. Decidida a ver el ...
    ... desarrollo de los acontecimientos, no apliqué ninguna acción para apartarme de él. Dimos algunos pasos, me tomaba por el hombro, luego bajaba la mano hasta mi cintura, apretándome también contra él, y a veces incluso, como por «accidente», su mano caía sobre mis nalgas, como sondeando mis reacciones. Seguimos así, en determinado momento quitó su mano de mi cintura y la corrió por la espalda, examinando la presencia de mi sostén. Tal vez después de beber un poco de alcohol, tal vez el aire del mar hizo efecto en mí, ya que no lo tomaba en serio a él y sus acciones, y quería ver lo que hacía, me divertía tanto que simplemente quería reírme en su cara. Entendí lo que el chico buscaba y me preguntaba qué más haría para cumplir sus deseos.
    
    Lo dejé actuar, y cuando rebasé cierto límite lo detendré interrumpiendo sus intentos posteriores, pensé. Caminábamos sobre unos guijarros que fueron lavados por las olas, rodando con un ruido bajo mis pies. Por momento pesaba que yo podría estar equivocada sobre sus intenciones. Lo que más me sorprendió de todo fue que estaba confundida sobre qué hacer con esto, sin prestar atención al hecho de que yo era bastante mayor que él. Después de caminar un poco más, llegamos a una roca junto al mar. A pesar de la noche, había luz. Mirando a mi alrededor y dándome cuenta de que se terminaba el camino:
    
    “Se acabó el camino, volvamos” -dije volviéndome hacia él.
    
    “Es verdad, no se puede seguir” - dijo Manuel, dimos la vuelta y volvimos.
    
    ¿Por qué no hizo ...
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