1. Una flor y dos maridos


    Fecha: 21/10/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Johnny2009, Fuente: CuentoRelatos

    ... movimientos ascendentes y mis espasmos comenzaban a surgir involuntariamente, quizás porque tenía un poco de vergüenza pero a medida que avanzaba mi calentura me iba desinhibiendo totalmente. Luego me dio vuelta con mucha facilidad y comenzó a besarme el culo, lo lamia a su alrededor y besaba mis cantos internos produciéndole tremendas marcas de chupones, sus manos parecían dos garras abriendo mis nalga hasta el dolor y su cara se rebosaba en su propia baba dentro de mis glúteos.—No te me niegues cosita que si aguantas esta (Mostrándome su verga dura) vas a estar como una reina.
    
    Me apretó la cabeza contra la alfombra y después de golpear varias veces su falo en mis nalgas me la puso con mucha suavidad pero firme, ya no me podía zafar, pero como hacía mucho de mi primera experiencia anal me empezó a gustar de nuevo.
    
    Cuando logro meterla toda comenzó con suaves movimientos como disfrutando a plena luz de mi culo ya marcado por sus chupones. Miguel parecía estacado y en su mundo cumpliendo un sueño de vaya a saber de cuánto tiempo atrás mientras yo suplicaba que me dejara pero él no me escuchaba.
    
    Después de varios minutos sentí su leche derramarse dentro de mí y supe que todo había acabado. El saco su pañuelo y limpio tanto su miembro como un hilo de sangre que salía de mi orificio, pero bueno después solo me acuerdo que me llevo en brazos hasta su baño y me lavo bien la cola y hasta se guardó mi tanguita rota en el bolsillo. En ese momento la única reacción mía fue ...
    ... darle una bofetada y me fui de nuevo a su oficina, un par de minutos después salió del baño y me dijo que si quería tomarme el día podía hacerlo. Pero que a partir del día siguiente seria su secretaria exclusiva.
    
    Muy angustiada salí a la calle llorando desconsoladamente y preferí sentarme en un bar para no llegar a mi casa así de esa manera y que mi esposo me viera ya que por la hora calculaba que estaría en casa. Aquella noche no pude dormir, escenas de la situación me despertaban angustiada y llorando en silencio. Pensaba que podría hacer, porque si se lo decía a mi esposo sería capaz de matarlo y hacerle un juicio por acoso sexual era imposible pues la empresa seria hasta capaz de comprar a mis abogados y todo sería inútil.
    
    Al día siguiente me levante con un poco de sueño pero más calmada, después de desayunar me despedí de mi esposo y me fui nuevamente al trabajo como todos los días.
    
    Al llegar me di cuenta de que todos me miraban y me sentí culpable pues al final terminaba por creerme que yo era una mujer provocadora.
    
    Entre a la oficina (mi nuevo puesto de trabajo) e inmediatamente mi jefe me recibió con un café—Buen día Marisa como has estado?— Bien dígame cual es mi trabajo— conteste sin mirarlo a la cara, estaba muy tensa y mi conciencia golpeaba a cada segundo mi mente preguntándome si en realidad yo era la culpable de su lujuria.
    
    Con el tiempo los acosos se hicieron más seguidos y a veces hasta iba sin ropa interior para que no me la rompiera, yo ya ...