1. Ana, un coño maravilloso


    Fecha: 19/06/2024, Categorías: Infidelidad Autor: marimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... sus dos tetas con firmeza sintiendo primero el paso de una, luego la transición y luego la otra maravillosa teta, casi me corro del gusto y del placer al sentir la forma y el volumen de las tetas de mi amiga Ana
    
    Ella había dado la vuelta muy lentamente como admitiendo lo que estaba pasando (me imagino que a ella le estaba gustando tanto como a mí, y que la situación nos excitaba a ambos por igual) y además introducía su pierna entre las mías como buscando el roce con el bulto de mi polla adivinando lo empalmado que yo estaba.
    
    Pensé (iluso de mí) que aquella noche follaría con Ana o por al menos que me haría una paja (siempre había idealizado a Ana como una buenísima pajera) para quitarme el calentón que me había provocado y a mí tampoco me hubiera importado de ninguna manera quitarle a ella el que también se había llevado; pero desgraciadamente no sucedió y todo quedó en fumarnos un cigarrito sentados mientras hablamos de madrugada en el umbral del portal de su casa, así que me quedé con todas las ganas. Al día siguiente por la mañana, no se me olvidará, viajaba a ver a mi novia y fui todo el viaje totalmente empalmado a cuenta de Ana y sus estupendas y ansiadas tetas. Desde entonces me hice muchísimas pajas pensando en Ana, en sus espectaculares tetas y en aquel maravilloso y mágico momento, aunque ya me había masturbado por ella alguna vez antes de lo acontecido aquellos roces y toques disimulados con sus tetazas fueron para no olvidar jamás, y Ana se convirtió en ...
    ... una auténtica musa para mis pajas, llegando alguna vez que tuve la deliciosa oportunidad incluso a masturbarme con sus bragas.
    
    Ana se fue a otra ciudad a vivir con el novio que tenía por entonces, de vez en cuando venía a hacer un curso o una visita y cuando venía siempre me llamaba para salir a tomar unas cañas, o unas copas por la noche y charlar animadamente (mi novia también vivía en otra ciudad).
    
    Una de esas veces que vino ya era tarde cuando bailando animadamente pusieron algo de bailar medio agarrados. Ana llevaba un pantalón ajustado y una camiseta amarilla en la que se le marcaban perfectamente sus impresionantes tetas y que dejaba al aire la parte inferior de su espalda. Sin querer, al pasar mi mano por detrás de ella coloqué parte mi mano en la parte de su espalda desnuda. Aquello evocó en mí el recuerdo de la vez que Ana se había dejado tocar suavemente sus tetas (o por lo menos yo así lo pensaba), y con ese recuerdo en la mente ajé un poco la mano y se colocó ya toda en su espalda libre de ropa, de repente Ana recostó su cara sobre mi pecho mientras me rodeaba con sus brazos y seguíamos lentamente el ritmo de la música.
    
    Mi mano empezó a bajar lentamente, milímetro a milímetro por la espalda de Ana hasta que sentí levemente el roce de su pantalón en mi dedo meñique. Su pantalón, aunque ajustado no era ceñido en la cintura y sin pensarlo introduje levemente mi dedo por debajo de él. Ana seguía pegada a mí con fuerza así que adiviné que ella aceptaba lo que ...
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