Unas vacaciones con mis tías (P. 12): Desayuno y siesta
Fecha: 23/06/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: Alfil-1, Fuente: CuentoRelatos
Llegamos a casa y nos fuimos cada uno a nuestra habitación. Mientras me dormía casi se me pone dura pensando en lo último que me había dicho mi hermana, “ Eso parecía prometer mucho! “.
A la mañana siguiente, me levanté y sin cortarme baje a la cocina con los calzoncillos bóxer con los que había dormido y sin camiseta, me empezaba a dar igual que me vieran con cualquier cosa, incluso desnudo, pensé sonriendo. Me puse un café y me senté en la mesa que había algunos bollos y tostadas. Al momento llegó tía Sole con su bata semitransparente a través de la cual se apreciaba su ropa interior.
- Que tal lo pasasteis anoche? Había habiente?
- No estaba mal! Lo pasamos bien!
- Eché de menos algún achuchón nocturno! Me dijo con una sonrisa pícara a la vez que se movía sinuosamente.
- Me hubiera encantado! Dije mirándola con sonrisa perversa.
Recordé de nuevo la última frase de mi hermana y sentí como se removía la polla bajo los bóxer. Ahora tenía a tía Sole delante que parecía dispuesta a tomar un buen desayuno. No sabía dónde estaban las demás y pregunte, antes de decirle algo más insinuante.
- Dónde están las demás?
- Candi y tu madre se acaban de ir a dar un paseo y tú hermana no se ha levantado todavía.
- Bonita ropa interior, tía Sole! Le dije sin rodeos.
Ella sonrió y se abrió la bata para mostrarme la ropa interior que yo había insinuado. No era un tanga, pero eran unas pequeñas braguitas negras con un leve encaje que realizaban sus sensuales ...
... muslos. El sujetador era a juego, y dejaba ver una gran parte de sus voluminosas tetas.
- Te gusta más así? Me preguntó contoneándose.
Dejó caer la bata al suelo y su sensual cuerpo quedó bañado por el brillante sol de la mañana que entraba por las ventanas. Se cogió las tetas con sus manos y las comprimió haciéndolas más apetecibles.
- Quieres probar a ver si sale leche? Me dijo con su voz tierna y dulce.
Todavía me parecía raro que dijera ese tipo de cosas con su tierna voz. No tuvo que decirme más, me levanté como un resorte y me lancé sobre sus grandes tetas como una fiera. Mi mente, pervertida he insaciable, funcionaba desde primera hora de la mañana. Se las comí desaforadamente mientras ella metía su delicada mano bajo mis bóxer y sacaba mi miembro ya en plena erección. Parecía que ninguno de los dos teníamos tiempo para preámbulos, y se bajó las bragas lo suficientemente para orientar mi capullo entre su suave mata de pelo. De inmediato empujé varias veces agarrándola del culo y mi polla se introdujo hasta el fondo. Empecé a bombear sin dejar de chuparle sus grandes pezones, ya me había dado cuenta que a todas les gustaba que los succionara con fuerza, y eso es lo que hice.
- Ahhh! Que perrita me pones Pedrito! Susurró con su dulce voz.
Estábamos de pies, en medio de la cocina, y no era la postura más cómoda. La cogí en volandas y la senté sobre la mesa, dejándole medio culo fuera, recostó la espalda a la vez que yo le levantaba las piernas y la sujetaba ...