1. La madre de mi vecino


    Fecha: 24/06/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Adosu81, Fuente: CuentoRelatos

    ... dificultad para moverse, así que le pregunté:
    
    -¿Está tomando tratamiento para el dolor?
    
    -Si, fui a consultar con el traumatólogo y me recetó analgésicos pero no los tomo porque me provocan mucho sueño –dijo.
    
    -¿Ya ha intentado masajes con pomadas?
    
    Ella permaneció en silencio un momento y continuó diciendo:
    
    -¿Quien me va a masajear? Paso la mayor parte del tiempo sola.
    
    -Bueno cualquiera puede hacerlo, yo podría -dije sin pensarlo.
    
    -¿Sabes dar masajes? –preguntó.
    
    -Si claro, es algo muy sencillo. Si quiere le doy uno.
    
    -Ella sonrió y no dijo nada.
    
    -Yo insistí y le dije: vamos, solo es necesario que se recueste boca abajo y se relaje, se va a sentir mucho mejor.
    
    -Está bien, espera aquí. –dijo.
    
    Esperé unos minutos y la escuché llamarme desde su habitación, así que fui y entré, estaba acostada en la cama boca abajo y con el torso desnudo, llevaba pantalón deportivo negro que le llegaba hasta las rodillas y tan pegado a su cuerpo que dibujaba perfectamente su figura, mi mirada se centró en sus nalgas y recordé aquella madrugada cuando la vi en babydoll, esto era mucho mejor... Me senté junto a ella y le apliqué algo de pomada en la parte superior de su espalda y comencé a masajear, de verdad estaba tensa, así que le dije:
    
    -Trata de relajarte y respira profundo. Justo al terminar de decirlo noté que no la había tratado con el mismo respeto pero ella no dijo nada, comenzó a respirar profundamente.
    
    Continúe masajeando y bajando hacia la zona ...
    ... lumbar, al llegar ahí, sin pedir permiso bajé el pantalón que llegaba casi a la cintura y lo puse a la altura de su cadera, pude ver el borde de su ropa interior, eso comenzó a excitarme. Masajeaba la parte baja de su espalda y su respiración era cada vez más profunda, así estuve hasta que la piel absorbió la pomada completamente.
    
    No quería parar y ella no me detuvo, sin pensarlo, me puse de rodillas con una rodilla a cada lado de su cadera, apliqué un poco más de pomada para continuar masajeando la parte alta de su espalda en ese momento mi pene parecía un mástil, me dejé caer poco a poco sobre sus nalgas y continúe masajeando, ella respiraba cada vez más rápida y profundamente, la vi apretar la sábana de la cama con su puño, fue como ver una luz verde.
    
    Dejé el masaje y me retiré un poco para terminar de bajar el pantalón hasta sus tobillos, cuando lo hice miré sus nalgas y la boca se me hizo agua, eran blancas y sin ningún signo de su edad, continué mi masaje en ese par de pedazos de carne que estaban firmes y separados por un hilo que se perdía entre ellos, bajé hacia sus muslos y los recorrí rápidamente comprobando también su firmeza, mi pene iba a explotar así que me quité el short y el bóxer tan rápido como pude. Volví a sentarme sobre sus nalgas permitiéndole sentir mi erección, besé su espalda de arriba a abajo hasta llegar a su pequeño hilo, ella jadeaba con su rostro incrustado en el colchón mientras yo retiraba la pequeña prenda, subí nuevamente y comencé a ...