1. Mi tío, mi tía, mi primita y yo (11)


    Fecha: 24/06/2024, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pelotas, siendo chupados nuestros genitales por nuestro tio y nuestra tía, y nos daba vergüenza estar enamorados, pero esa sí.
    
    Cele puso el polvito en el pito parado de Rodri. Era bastante grande y estaba duro como un garrote. Me acordé en ese instante que Mica había dicho que se hacía la paja pensando en que el tío le rompía la cola. Bueno, creo que realmente se la rompería semejante pito, la colita de Mica es paradita y pulposita pero quizá es chica para tan tremenda pija. Hasta me costaba pensar como su conchita que se veía tan delicada toleraría semejante pija.
    
    Mica se inclinó, vi como sus tet
    
    it
    
    as colgaban un poco mientras acercaba la cabeza al pito, y se la tomó. Al instante pude ver el brillo eufórico en sus ojos. Se dejó caer y se abrió más de piernas, en una señal que Rodri inmediatamente interpretó para reanudar la chupada. Mientras yo veía desde mi posición como la lengua de Rodri entraba en la conchita de Micaela,
    
    Cele me escupió la pija, y sobre la saliva puso un poco del polvito y me lo frotó. Sentí el pito un poco adormecido. Me dijo “entre lo que tomaste y esto vas a ver que vas a durar más”, y reanudó la chupada salvaje.
    
    No podía creer como mi pija totalmente ensalivada entraba y salía de su boca, como me la envolvía con la lengua, me daba lengüetazos en los huevos. Mica se había puesto un poco verborrágica con lo que había tomado, y entre gemidos me hablaba, me decía “boludo, mirá como te la están chupando, que suerte tenés, mirá que ...
    ... minón te la chupa, la más perra, la perra más linda”, los tíos se reían, yo le quería contestar pero no podía ni hablar. Cele me hizo que le chupe un dedo, mientras me decía “avisame si algo de lo que te hago no te gusta” Mica dijo “Uuuh, ya se como terminan esas chupadas de dedo, ya lo vivimos”. Sí, Cele ubicó su dedo todo chupado en la entrada de mi culo, lo estacionó ahí, y sin met
    
    é
    
    rmelo del todo, empezó a darme unas caricias con la puntita que me volvieron loco, mientras Rodri empezaba a hacer exactamente lo mismo con la cola de Micaela.
    
    Tenía razón, la droga que me había dado y que me había frotado me estaba haciendo aguantar más, sino hubiera acabado ahí nomás.
    
    Pero no sabía cuanto iba a durar tampoco. El dedito de la tía C
    
    ele
    
    en mi culo potenciaba por cien la chupada bestial que me estaba dando, que dejaba cada tanto la cabeza de mi pija para pasar por el tronco, los huevos, todo. Así seguimos unos minutos más, hasta que sentí que la manito de Micaela me apretaba la mano fuerte, mientras gemía y se retorcía. Estaba acabando.
    
    Estaba acabando y en ese apretarme la mano lo estaba compartiendo conmigo. Esto, por un lado me dejó al borde de acabar yo también, y por otro me pareció que tenía que responder a ese compartir parando lo mío y prest
    
    á
    
    ndole atención a lo de ella. Le dije a la tía “Pará”, y paró justo una fracción de segundo antes de que no pudiera aguantar más el lechazo. Se pasó la lengua por los labios y me dijo “sí, veamos esto, vení”. ...