Mi historia con una mujer maltratada (4)
Fecha: 01/07/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Tmy456, Fuente: CuentoRelatos
... indio en la cama. Yo estaba acostado. Estuvimos no se cuánto rato acariciándonos, pero tonteando, sin hacer nada. Hasta que ella tuvo la determinación de hacer lo mismo que había hecho la primera vez en el sillón. Se puso encima de mí y empezó a sacarse el short y la blusa. Solo se dejó la bombacha y el corpiño. Ella misma me sacó el pantalón.
En ese momento nuestros cuerpos se combinaron, su vientre se juntó con el mío, nuestras manos se fusionaron, sus piernas se enroscaron con las mías, su pecho se fundió con el mío, y nuestros labios se unieron.
–Como en los viejos tiempos ¿no?, preguntó.
–Sí.
–Te amo, semental.
–Yo también, mi amor.
A la mañana siguiente, me desperté de buen humor.
–Che, mi amor.
–¿Q... Qué... Qué pasa?
Se desperezó, estaba medio dormida.
–¿Te hago el desayuno?
–Dale, haceme... *bostezo*... un café... y unas tostadas.
–Ok.
Preparé el café y las tostadas. Le llevé el desayuno a la cama. Pobre, estaba destruida. Trabaja todo el día 24/7 para ganar un sueldo de mierda, que le sirve nada más que para pagar el alquiler, las expensas y un poco de comida. Y ahora dentro de un mes y quince días va a empezar la UBA. No sé cómo va a hacer, pero confío en que alguna solución encontrará... Y si no la encuentra sola, la ayudaré a encontrarla.
Se tomó el desayuno y se puso a trabajar. Era sábado, los judiciales no trabajamos los sábados, ni los domingos. Así que me puse a ver la tele. Me pidió que le haga masajes, ni bien me ...
... dijo eso, fui y le pregunté dónde los quería. Y me dijo: "en la espalda, porfi". Me quedé 3 horas haciéndole masajes. A veces, me concentraba en su cabeza y me quedaba minutos masajeándola, en un momento empecé a masajear sus lumbares y ella me decía: "Bajá un poquito más si podés, cielo". Yo la manoseaba un poco, pero más no porque puede llegar a ser molesto y puedo parecer un poco cargoso, aunque no lo sea. Y tampoco quiero que ella me vea así.
Llegó el momento de la comida. Anen tenía hambre. Preparé unas milanesas de pollo a la napolitana, que es mi especialidad. Las hago con unas ganas... La salsa, el tomate, el corte de la pechuga, el empanado de la milanesa, a todo le presto atención. Nos sentamos a comer en la mesa. Y empezamos a hablar de su día de trabajo. Me contó que había sido una basura, porque había perdido una nota súper importante. Le dije que no se preocupe, que si quiere para la próxima nota le ayudo a redactarla. Me dijo que no necesitaba ayuda, estaba muy irritada.
–Ey, ¿estás bien?
–Sí, estoy bien.
–Te conozco, no estás bien.
–¿Entonces para qué preguntas?
De golpe, me puse a llorar.
–Eu, ¿qué pasa gordo? no llores, me dijo.
–No puede ser que no me cuentes lo que te pasa. Somos una pareja, necesitamos estar comunicados, si no sé lo que te pasa me pongo mal.
–¡Tengo traumas por este hijo de puta! ¿Entendés ahora?
–¡Entonces andá a un psicólogo! O denunciálo, que vaya a la cárcel y se pudra ahí, por hijo de puta, por todo lo ...