1. Depravadita


    Fecha: 04/07/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mayo. No podía estar más contenta.
    
    No obstante, esa primera noche supuso todo un reto. A saber: yo suelo dormir en braguitas y con una camiseta mini; así mismo, él suele hacerlo en calzoncillos y con la camiseta de rigor. Esto no suponía mayor problema una vez dentro de la cama, tapaditos y cada uno en su mitad, sin apenas roces pues realmente es tan grande como dijo. El problema era desnudarse. Juntos en la habitación era impensable. Primero uno y luego el otro reducía mínimamente el riesgo de ver lo que no se debía.
    
    Al final todos estos pensamientos míos cayeron en saco roto pues él, sin siquiera hablarlo, tomó la rutina de acostarse una hora antes de lo habitual, cuando yo comenzaba a ver la película de rigor antes de dormir.
    
    Así transcurrieron dos días.
    
    El jueves, 26 de marzo, las noticias fuera del apartamento no podían ser peores. Todo indicaba que el estado de alarma se prorrogaría al menos otras dos semanas. Sin embargo, en opinión de los expertos que opinaban en los distintos programas de TV, aquella situación iba para muy largo.
    
    Debido a esto y a algo que sucedió aquella misma tarde, decidí escribir mi particular diario de cuarentena. Obviamente, lo compartiré con ustedes, amigos lectores. Lo llamaré…
    
    Día uno. 26 de marzo de 2020.
    
    Son las dos de la madrugada, hora de las confesiones, y confieso que hoy ha sido un día perfecto y que me siento muy feliz.
    
    Pasado el susto por lo que sucede en el exterior, preparo la comida como siempre. Eso ...
    ... sí, gestionando las provisiones para que duren todo lo posible. No me apetece nada salir a la calle.
    
    Después de comer, ayudo a mi primo con sus ejercicios de rehabilitación. Dice que con la panza llena se siente animado y con más fuerzas. Es cierto porque ha mejorado mucho y apenas cojea. Parece que el asunto no era tan grave como parecía en los primeros días. Aun así, se echa una siesta para descansar. Yo le sigo un rato después.
    
    Al despertarme, observo que ya no está en la cama. El ruido de la ducha delata su ubicación, y decido aprovechar para hacer la cama y arreglar un poco el dormitorio.
    
    Absorta en mis pensamientos, canturreando una tonadilla, descubro que Antón me espía a través de la puerta entreabierta, en calzoncillos, con el pelo mojado y una toalla colgando del cuello. Puedo verle reflejado en el espejo de pie situado entre la cama y el armario. Caigo en la cuenta de lo que mira al percatarme de que todavía sigo en braguitas y con la camiseta mini.
    
    “El culo. Seguro que me mira el culo”, pienso.
    
    Sin miedo a parecer una fresca, haciéndome la despistada, decido prolongar mis quehaceres todo lo posible o, como mínimo, hasta que él se haga notar. No surge carraspeo alguno, ni ruido ocasional, ni tan siquiera un “ejem, ejem” que llame mi atención. Por esto, sigo dándole la espalda, exagerando la posición de mi culo en pompa, para que se recree mientras yo le vigilo de reojo en el espejo.
    
    El momento es… ¿Cómo lo definiría?... ¡Épico!... Esta es la ...
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