Sexo con mi madre: El sueño familiar
Fecha: 06/07/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: caballero2669, Fuente: CuentoRelatos
Siempre he deseado a mi mamá, siempre, toda la vida. Todo comenzó hace 5 años, cuando comencé a crecer: veía ya más seguido el gusto por las chicas, por las mujeres, empecé a comprar revistas porno y a ver películas. Mi vida siempre fue muy precaria en cuestión de diversión. Mis papás fueron conmigo muy sobreprotectores y de verdad, no me dejaban salir ni a la tiendita de la esquina.
En algún momento, sin darme cuenta, llegué a tocarle los senos a mi mamá, y se los juro, no fue de manera intencional, supongo fue mi juventud y las ganas de experimentar. Mi mamá habló conmigo de esa situación, me regañó por habérselos tocado, y que jamás lo volviera hacer (si claro, jamás se imaginó lo que más adelante pasaría). Mis papás estaban pasando por una situación muy difícil, verán, mi papá se drogaba, se metía algún tipo de droga que lo dejaba mal y nunca le importó mi mamá, de hecho, varias veces la golpeó y de paso, a mí también. Fue dura esa situación.
Hace tres años, en el 2019, la situación como pareja, como esposos, de mi mamá y mi papá, llegó al límite. Llegó una noche muy drogado, ni siquiera nos habló, sólo tomó su ropa, le pegó a mi mamá sin motivo, y se fue de la casa. Esa noche lloró tanto mi mamá, que pensé se iba poner enferma (afortunadamente, no pasó nada grave). Al día siguiente no se levantó de la cama, y yo estaba muy preocupado por ella. Pero claro, era mi madre y le tenía que darle fuerzas de vida, le dije:
-Mamá, por favor, no puede estar aquí, ...
... solamente acostada. Debe seguir luchando por la vida, por mí.
Después de un rato, la convencí, se levantó de la cama, se dio un baño, y estaba como nueva. En la noche yo hice de cenar, me fui a mi cuarto a dormir y ella a su habitación, y todo normal. Pensé que iba a perder a mi madre, pero como siempre, ella toda una guerrera.
En la mañana siguiente, observé que estaba lavando su ropa, y pensé, ¿por qué no darle los buenos días? Me acerqué con ella, le di un beso en su cachete, me sonrío y me contestó:
-Buenos días, hijo, ¿te hago de desayunar?
-Sí, por favor, mamá.
Desayunamos, estuvimos platicando, y me fui a la Universidad. Cuando regresé, ella se estaba dando un baño, y bueno, me fui a mi habitación a realizar una tarea que me dejaron realizar. A los 15 minutos de haber llegado a mi habitación, mi madre fue y me dijo que si tenía apetito, a lo que le respondí que no. El problema comienza aquí: noté que solamente traía una bata, no tenía sostén y podía observar sus pezones, sus ricos pezones. Esa noche no pude dormir.
El siguiente día me levanté más temprano de lo usual, y escuché que mi mamá estaba llorando. Fui a su alcoba y le dije:
-Mamá, ¿por qué llora?
- Ay Hijo! Me siento tan sola y vacía desde que se fue tu papá.
-Por favor, mamá, él ya no nos quería. Me lastimaba cada vez que te golpeaba y que te dijera tantas cosas. Creo que fue lo mejor que pudo haber hecho.
Le di un abrazo, pero ¡Dios! Sentí sus pechos, esos pechos que casi veo ...