Mis odiosas hijastras (10)
Fecha: 08/07/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... la escena que me estaba regalando, y se había percatado del efecto que había causado en mí. Luego hizo un bollo con la prenda íntima. Estuvo unos segundos como sin saber qué hacer con ella. después me miró, y la lanzó hacia mí.
—Vos la manchaste. Vos la limpiás —dijo.
Instintivamente la había agarrado en el aire. No pude evitar pensar que sería un buen suvenir para conservar durante un tiempo. La ropa interior de mi hijastra con mi semen en ella. Pero no era momento de dejarme llevar por mis perversiones.
—¿Mariel te dijo que me seduzcas? ¿En serio esperás que crea esa locura? —dije.
Guardé el culote en mi bolsillo. La verdad es que no me parecía descabellado que fuera cierto que Mariel había utilizado a sus hijas para poner a prueba mi fidelidad (desde ese fin de semana nada volvería a parecerme descabellado). Pero necesitaba que me lo dijera directamente. Que usara palabras claras y directas.
—Yo no espero que creas nada. Más bien agradecé que te lo dije. ¿De verdad pensabas que te habías levantado a tres adolescentes, y que encima son tus hijastras? No estás tan bueno —largó, desalmada.
¿Tres adolescentes? Entonces era cierto. Sami también estaba metida en el juego, solo que no les había seguido la corriente a las otras como ellas lo esperaban. Pensé que lo mejor era no delatarla. Ella se había arriesgado por mí. Lo menos que se merecía era que la protegiera.
—Así que sabés que con Agos también pasaron cosas… ¿Se estuvieron riendo de mí a mis ...
... espaldas?
Valu giró su cuerpo, quedando boca arriba. Por primera vez vi su pelvis, totalmente depilada. Supuse que tenía planeado verse con algún chongo, pero el clima del sábado había arruinado sus planes. Y ahora la había dejado bien calentita, sin haber acabado. Se lo merece por calientapijas, pensé.
—No tengo nada que decirte —respondió—. De hecho, ya te dije mucho. Ya sabrás armarte tus ideas por tu cuenta.
Estaba abatido e indignado. Había estado conviviendo en un nido de víboras, y había caído en una simple trampa puesta por mi propia mujer. Y sin embargo ahí estaba, incapaz de desviar la mirada del perfecto cuerpo de Valentina. Pensé que ya que estaba todo perdido, quizás lo mejor sería que me quitara de una vez las ganas de meterle la verga en todos sus orificios. Cuando eyaculé me sentí satisfecho, pero apenas habían pasado unos minutos de eso y ya sentía cómo mi miembro viril empezaba a hincharse de nuevo.
—Ni se te ocurra —dijo Valentina, fulminándome con la mirada, aparentemente adivinando mis intenciones—. Recién no te dije nada. Es cierto. No me negué. Pero ahora sí. Desaprovechaste tu oportunidad. Ahora Jodete. En tu vida vas a volver a tocarme, y mucho menos a cogerme. De eso no tengas dudas —sentenció.
Me di cuenta de que estaba molesta porque no había hecho que llegara al orgasmo, mientras que yo sí había acabado. Esa era su venganza, restregarme en la cara su hermosura, a la vez que se burlaba de mí por haber arruinado mi matrimonio. La verdad era ...