1. Diario de Eva (Episodio II): Bajo la falda


    Fecha: 18/07/2024, Categorías: Dominación / BDSM Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos

    ... justificación para meterme la mano dentro de las bragas y comprobar lo que sospechaba.
    
    -Madre mía… ¿cómo puedes mojar así?
    
    Fue una frase que acompañaba el movimiento definitivo, un punto de no retorno para mí. Le rodeé el cuello con mi brazo para evitar caer al suelo mientras el tío solo tenía que aprovechar mi propia lujuria para introducirme en la vagina dos de sus dedos, y empezar a pajearme a toda velocidad. Levante inconscientemente una de mis piernas para ofrecer un acceso más liberador. Él supo gestionar muy bien sus movimientos, ejerciendo un gancho perfecto dentro de mí, que no solo me iba a llevar al paroxismo, sino que le iba a servir como punto de apoyo para calibrar la agitación que se venía.
    
    Afortunadamente, el lugar estratégico en la casa, pero también el ruido ambiente de los respetables, así como la música en la atmósfera, me permitieron el lujo de dejar escapar algún suspiro más alto que otro, mientras a Viktor solo le preocupaba mi frenesí, y el resultado final de éste.
    
    Fue bastante inesperado correrme de esa forma, sin poder guardar la más mínima compostura debido al eléctrico tembleque que se apoderó de mi cuerpo, justo antes de descargar sobre su mano todo aquello que él estaba esperando tan ansioso. Oí claramente el sonido del líquido salir a borbotones de mi cuerpo, y también escuché ...
    ... la forma en que empapé el suelo con él. No pude mantener la pierna levantada, y ahora agarré a Viktor por el cuello con las dos manos.
    
    Tras unos segundos, mi delirio se apaciguó y Viktor salió de mi interior mostrando cómo su mano goteaba generosamente contra el pavimento desgastado. No pude si no mostrar sorpresa y ofuscación.
    
    -¡Mierda! Me he chorreado en todas las bragas…
    
    -Dímelo a mí…
    
    El cerdo mostraba una cara de gilipollas satisfecho que hubiera pagado para arrebatársela de una hostia. Pero después le hubiera perdonado, porque se molestó en traerme una toalla del interior del lavabo de servicio para que pudiera secarme el chocho y las piernas que mostraban un goteo imparable.
    
    -Tengo que ir a cambiarme…
    
    -Déjalo. Ven conmigo. Salgamos de aquí… Te espero fuera.
    
    Viktor salió del piso sospechosamente escopeteado, mientras que yo me propuse acicalarme un poco para despedirme de la gente, especialmente de Antonio. Creo que llegó a ver u oír algo de lo que había pasado en su patio trasero.
    
    -No te vayas con Viktor. Es peligroso. No te conviene, en serio.
    
    Estaba avergonzada. Temí que Antonio hubiera sido testigo de toda mi lujuria, del resultado de ésta, y del papel protagonista de Viktor. Le respondí con un “vale, gracias por todo”, le di dos besos, y salí de su piso tras los pasos de “El Rumano”. 
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