1. La magia de la Navidad


    Fecha: 20/07/2024, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Havelass, Fuente: CuentoRelatos

    ... atender su negocio, en el cual además se encontraba su mujer. Paula se sacó disimuladamente una teta de la sudadera y se la mostró subiéndosela con una mano: al menos un par de besugos cayeron en la bolsa subrepticiamente.
    
    Y con la bolsa cargada de alimentos salió Paula del mercado.
    
    Veamos que ha hecho José.
    
    José, indolente y vago como era además de esmirriado, subió al piso de arriba a ver si alguna de las estudiantes que allí vivía le podían hacer el trabajo a cambio de unas cervezas u otra bebida alcohólica que se terciara. Pegó al timbre. A los cinco minutos abrieron. La que abrió se llamaba Constanza, una muchacha alta con las piernas bronceadas, una cintura fina y unas tetas picudas que desafiaban la gravedad. "Ah, hola, José, qué quieres", preguntó Constanza, que llevaba puesta una camisola larguísima e iba muy despeinada. "Necesito vuestra ayuda", dijo José; "José, estoy sola..., y, en estos momentos, muy ocupada..."; "¿Quién es?", preguntó una voz desde dentro; "Un vecino", gritó Constanza; "Dile que entre", pidió la voz; "Entra", dijo Constanza, girando sobre sus talones, "y cierra la puerta". José entró y caminó detrás de Constanza, que se iba sacando la camisola por la cabeza quedándose completamente desnuda delante de él. "Entra", repitió Constanza señalando la puerta de un dormitorio. José entró. Lo que vio lo dejó boquiabierto. Vio a dos muchachos desnudos sobre una cama de matrimonio que se masajeaban las pollas muy empalmadas; vio que Constanza se ...
    ... colocaba a gatas entre ambos: vio que uno de los muchachos se le ponía debajo y le metía la polla en el coño entretanto el otro se posicionaba de rodillas detrás de ella y también se la metía, pero por el culo. "Eh, tú, ven, hay sitio ahí delante". Se refería el muchacho a la cabeza de Constanza. José se quitó el pantalón y los zapatos y expuso su pubis a Constanza. Esta tomó su polla con cuidado y se la metió en la boca. De este modo estuvieron más de un cuarto de hora: el de debajo subiendo y bajando sus caderas con energía; el de atrás bombeando con fuerza y José con la polla tiesa dentro de la boca de Constanza que gemía y suspiraba en sordina. José vio entonces que el de atrás la sacaba, y, como si fuese una señal, una orden, el de abajo paraba: él, en consecuencia, la sacó. Inmediatamente, Constanza se tumbó de espaldas sobre el colchón y, uno por uno, todos se masturbaron sobre ella, sobre sus tetas y su cara, salpicándola de semen mientras rugían de placer.
    
    Más tarde, los cuatro socios a las órdenes de la socia, irrumpieron en la casa de Paula y José y la dejaron como los chorros del oro.
    
    Al tiempo que José olfateaba el olor a asado y a guiso que salía de la cocina, donde Paula se esmeraba con los ingredientes, este, tumbado en la cama, pensaba en la venidera cena de Nochebuena. Habría invitados, eso por descontado. Si nadie faltaba, vendrían: el hermano de Paula, Gustavo, un funcionario insolente y adiposo, soltero sin solución; la hermana de José, Conchi, tan ...