1. Siempre quise ser una chica mala


    Fecha: 26/07/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Snowy2000, Fuente: CuentoRelatos

    ... tenía dura como una piedra, y sentía más evidente esa dureza cada vez que la sacaba y me pegaba con ella en la cara.
    
    No aguanté más, me puse de pie y mi remera cayó al piso cuando finalmente me la saqué. Arañé su pecho con mis uñas y me di vuelta para arrodillarme en la cama, quedando de cara al celular, aunque evité mirarlo. La llamada no se había cortado.
    
    Movía el culo de un lado a otro para tentar a Diego e invitarlo a venir. Él se acercó, me manoseó las nalgas por un momento, pero sus manos me agarraron y me empujaron para darme vuelta. Quedé con la espalda apoyada al colchón, y sus manos empezaron a masturbarme por encima de la tanga. Me miró fijamente, mordí mis labios para demostrarle que me gustaba lo que hacía.
    
    Mi primer gemido de la noche se escapó cuando sentí el hormigueo de sus dedos acariciarme suavemente. Hizo un comentario sobre lo mojada que estaba, pero tan distraída por el placer, no recuerdo exactamente qué dijo. Me volvió a dar vuelta, otra vez en cuatro. Escondí mi cara entre los brazos y paré el culo, lista para él, que no tardó en bajarme la tanga y empezar a tentarme al apoyar esa pija tan dura sobre mi conchita empapada.
    
    Un profundo gemido salió acompañando el momento en que me penetró. La sentí recorrerme por completo hasta que su vientre chocó con mis nalgas. Él la tenía tan empapada por mi saliva y yo estaba tan lubricada que entró como un guante. Me empezó a coger de a poquito. Sus ojos estaban perdidos en mis nalgas, y entonces ...
    ... alcé la mirada para ver al celular. Lourdes estaba atónita, pero podía notar que miraba con demasiada atención. No puedo decir que sentía, porque no lo se, pero tampoco me preocupaba mucho en ese momento.
    
    Diego me había agarrado por la cadera y me había empezado a coger más fuerte. Sentía como nuestros cuerpos aplaudían al chocarse y cada intento mío por respirar, era acompañado por un gemido de placer, y es que´a pesar de no tenerla tan grande, la tenía tan dura que la sentía en cada terminación nerviosa de mi cuerpo.
    
    Me agarró de los pelos y me levantó hacia él. Mi espalda chocó contra su pecho desnudo mientras él seguía parado al lado de la cama, empujando y sacándola constantemente. Me respiraba en el oído, calentándome todavía más.
    
    Llevé mis manos hacia las de él y lo hice agarrarme las tetas, me incomodaba como rebotaban con cada una de sus embestidas, y al mismo tiempo sentí el placer de sus dedos cuando inmediatamente pellizcó mis pezones y me mordió la oreja. Levanté mi pollera y empecé a masturbar mi clítoris mientras él seguía cogiéndome sin descanso. Empecé a sentir sus jadeos cada vez más fuertes, producto del cansancio y la excitación que generaba en él.
    
    Me dio vuelta otra vez, lo miré a la cara y me mordí un dedo mientras lo esperaba, aunque él tuvo la misma intención, porque sacó mi dedo de mi boca y puso el de él, el cual mordí inmediatamente y lo llené de mi saliva.
    
    Sus manos abrieron mis piernas, mi vagina odiaba la brisa de la ventana en su ...